La muestra tiene por sede la embajada del país latinoamericano en Beijing y acerca al público del gigante asiático a los ritos y costumbres que se desarrollan durante una festividad de veneración a los antepasados.
El lugar también quedó engalanado con las típicas banderillas, la infaltable flor Cempasúchil, alfombras, velas y cabezas de calaveras pintadas con diseños coloridos y divertidos.
Aunque en el catolicismo cada 1 y 2 de noviembre es el Día de los Fieles Difuntos, en el caso de México la conmemoración es diferente a esa liturgia y algunos entendidos consideran que, en realidad, la forma en que se celebra no es exactamente un sincretismo religioso.
Por lo general, la festividad se extiende durante casi una semana con una motivación o procesión diferente a diario para rendir pleitesía a numerosas deidades de la época prehispánica y por medio de rituales ancestrales llegados hasta nuestros días.
Los cementerios son los protagonistas y los familiares pagan a obreros para reparar tumbas, librar de hierbas y suciedad los panteones, y acomodar ofrendas.
Otra costumbre es que padres, hermanos, hijos y otros parientes más cercanos limpien las osamentas, principalmente las calaveras, las coloquen en el centro de la reunión familiar junto a las flores, y preparen una mesa con las comidas que más le apetecían al difunto, así como el tequila, mezcal y otras bebidas.
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