La declaración sigue en pocas horas al despliegue en la zona de una fuerza de tarea del Ejército tanzano despachada de urgencia para auxiliar a los bomberos y voluntarios que se vieron sobrepasados por la fuerza del incendio, que consume vastas zonas del Kilimanjaro desde mediados de octubre pasado.
A fines de ese mes la Autoridad de Parques Nacionales de este país del oriente de África colindante con el Océano Índico cantó victoria sobre la catástrofe, pero la naturaleza tenía otros planes y fuertes vientos expandieron las llamas hasta hacerlas incontrolables.
El nuevo escenario aconsejó la movilización de los militares, cuyos esfuerzos rindieron frutos, según el comunicado horas atrás del primer ministro tanzano, Kassim Majaliwa, quien reportó la destrucción de 33 kilómetros cuadrados del accidente orográfico, también conocido como el Techo de África, sin causar víctimas humanas.
Sin embargo, el voraz siniestro, que comenzó en una zona a los cuatro mil de los casi 17 mil de altura que tiene el Kilimanjaro, dañó la flora y la fauna, parte de la cual quedó atrapada y otra huyó del lugar.
En el caso de la vegetación a la postre la catástrofe puede resultar beneficiosa porque aporta capa vegetal, elimina plantas enfermas y las cenizas sirven de abono, pero en EL de los animales que viven en la zona, elefantes, búfalos y antílopes, tomará años en recuperarse.
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