El evento fue moderado por el embajador, general Arévalo Méndez, y contó con la participación del doctor Vladimir Arianza, economista y analista de esos temas.
Señaló el ponente que en la actualidad las economías con mayor consumo de crudo, en particular la estadounidense y varias europeas, tienen una escasa participación en las reservas mundiales de hidrocarburos y por eso buscan manejar los mercados en función de sus propios intereses.
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Mencionó al respecto el conflicto en Ucrania y la política de sanciones contra Rusia, impuestas por Washington y la Unión Europea (UE), para impedir que Moscú abastezca de energéticos a bajo precio al resto del Viejo Continente.
Esto provocó un efecto bumerán y uno de los más afectados es Alemania, la denominada locomotora europea, que precisa del crudo barato ruso para mantener funcionando su industria, pero ahora no tiene como sustituirlo, lo cual beneficia de varias maneras a la Casa Blanca.
Después de la guerra, recordó, Estados Unidos utiliza parte de sus reservas de petróleo para venderlo en la UE, pero a un precio cuatro veces superior de lo que pagaban antes.
Arianza aseguró que en este contexto se inscriben los sabotajes a los gasoductos Nord-Stream uno y dos.
Durante la videoconferencia se abordó la situación de los países de América Latina y El Caribe extractores y exportadores de materias primas y que, sin embargo, no han logrado desarrollar sus economías y siguen dependiendo de otros mercados.
El doctor Arianza recordó cómo tras la independencia de las metrópolis europeas, el Libertador Simón Bolívar intentó en el Congreso Anfictiónico de Panamá impulsar tratados comerciales entre las naciones de la región, iniciativa lamentablemente frustrada.
Hay países que explotan y venden al exterior importantes recursos naturales, pero no son ellos quienes ponen el precio, sino los mercados de valores generalmente ubicados muy lejos, como en Londres o Nueva York.
Al mismo tiempo, cuando compran productos terminados, hechos con esos mismos recursos o sus derivados, deben pagar el precio que se les impone.
De allí la necesidad de superar los actuales sistemas rentistas o monoproductores, buscar modelos de industrialización integrales, romper la dependencia estructural de América Latina y promover una integración efectiva para intercambiar entre nosotros mismos, concluyó Arianza.
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