Citada por la agencia de noticias nigeriana Peoples Gazette, Helen Isiguzu, usuaria de uno de los bancos de nueva generación, comentó que no le extrañaban las declaraciones del Banco Central de Nigeria sobre las grandes sumas de dinero en manos de la población fuera de esas instalaciones financieras.
A su juicio, esa tenencia responde a la pérdida de esperanza en los bancos comerciales, de ahí que prefiera invertirlo en negocios inmobiliarios y no ver desaparecer sus ahorros en un día.
En la misma línea se pronunció Anthonia Ibedalu, quien aseguró que muchos bancos nigerianos operaban por debajo de los estándares internacionales y llamó a las autoridades pertinentes, incluida la Comisión Federal de Competencia y Protección al Consumidor a intensificar las acciones y proteger a los clientes de esos fraudes.
Ibedalu reveló que una de sus cuentas en dólares ubicada en un banco comercial desapareció después de que saliera del país durante tres años y, aunque le reembolsaron el dinero después de reclamarlo, hasta el momento desconoce el resultado final de las investigaciones.
“Pregunté qué pasó, pero me dijeron que mi cuenta había sido pirateada. (…) No me dieron el resultado de la investigación, pero a partir de sus respuesta fue algo interno”, precisó al mismo medio de prensa.
Por otra parte, Babatunde Irukera, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Federal de Competencia y Protección al Consumidor, informó que estaban colaborando con los bancos para atender los problemas relacionados con los consumidores.
De igual modo, la Comisión de Delitos Económicos Financieros (EFCC, por sus siglas en inglés), confirmó que la mayoría de los fraudes bancarios investigados mostraron que los propios empleados de las instalaciones bancarias ayudaron a la sustracción fraudulenta de dinero.
Abbah Sambo, jefe de delitos cibernéticos de la EFCC, precisó que el personal de las TIC de los bancos generalmente realizaba esos retiros.
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