Las previsiones son hacia la estabilidad económica, aseguró Villeroy, y por ello no hay razón alguna para revisar a la baja la estimación de crecimiento del Banco de Francia para 2023, que se sitúa en una horquilla entre el -0,5 y el 0,8 por ciento.
En relación con la subida de precios, vinculada a la crisis energética global, el responsable señaló que el aumento de la factura energética para Francia suponía unos 60 mil millones de euros, lo que equivale al 2,5 por ciento del producto interior bruto (PIB).
Al tiempo reiteró su determinación de hacer todo lo posible para devolver la inflación al objetivo del dos por ciento, en un plazo de dos a tres años.
Por su parte el director general de la institución monetaria, Olivier Garnier, declaró que la actividad económica “sigue mostrando resistencia en octubre y las empresas esperan en noviembre un pequeño aumento de su actividad con, en el caso de la construcción, una estabilidad más que un aumento”, explicó.
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