La solidaridad climática es dejar de actuar por intereses económicos individuales, es pensar en los que pierden condiciones de vida, es cambiar patrones insostenibles de consumo, es ayudar a los más vulnerables, afirmó en esta ciudad egipcia la ministra cubana de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Rosa Pérez Montoya.
Al intervenir en la 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), destacó que la “justicia financiera es disponer de nuevos y adicionales fondos para resarcir las pérdidas y daños”.
También abogó por implementar medidas de adaptación, simplificar procedimientos y acordar una nueva meta financiera.
“El tiempo para adoptar las decisiones y acciones necesarias para revertir el cambio climático se nos acaba”, recalcó.
Pérez Montoya aseguró que las raíces del problema están en el sistema capitalista, al que consideró responsable de un modelo de desarrollo depredador y consumista.
Lo que está ocurriendo en el planeta tiene un impacto en la ética y estética global, se deteriora la calidad de vida del hombre, su entorno e infraestructuras, manifestó.
La ministra resaltó que como consecuencia de los eventos meteorológicos extremos, fallecen personas, se destruyen ciudades, tradiciones, y se afectan la seguridad alimentaria y energética de las naciones.
Al referirse a su país, señaló que cada año “vivimos la incertidumbre de saber si seremos azotados por un huracán, fuertes lluvias o intensas sequías”.
Estas vulnerabilidades se ven agravadas por el cruel e injusto bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, rechazado por la comunidad internacional, recordó.
Pese a ello, afirmó que Cuba avanza en la implementación de un plan para el enfrentamiento al cambio climático.
Lo que está en juego es el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y la subsistencia del hombre, por tanto, le debemos a las futuras generaciones el compromiso de actuar para lograr una gobernanza y ética climática abierta, basada en la solidaridad y justicia financiera, concluyó.
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