El magnate es centro de pesquisas por sus intentos de permanecer en el poder después de perder en las elecciones de 2020, su implicación en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, así como supuesto manejo criminal de registros gubernamentales tras la retención de material clasificado en su mansión Mar-a-Lago, a más de un año de abandonar el Despacho Oval.
Según Renato Mariotti, exfiscal federal, la postulación a jefe de Estado no cambia nada, y ello está demostrado en el hecho de que el Departamento de Justicia (DOJ) abrió sus indagaciones sobre el neoyorquino a pesar de que era exmandatario, un candidato probable y el líder de facto del Partido Republicano.
Como indica el diario The Hill, en el anuncio de Trump algunos ven un intento fallido de evitar una posible acusación.
El abogado y columnista George Conway, en un artículo publicado en el periódico The Washington Post, explicó que una gran razón de esa candidatura es que el conservador piensa que ese paso y el espectro de violencia de sus partidarios lo protegerán de los fiscales.
“Es un hombre desesperado, un animal amenazado y rabioso, que podría enfrentar múltiples acusaciones”, puntualizó, y agregó: “Trump anhela el poder. Aún más, él anhela la atención. Y más que nunca, después de dos juicios políticos sin precedentes, una derrota humillante en la reelección que ni siquiera puede admitir, y en medio de múltiples investigaciones penales y demandas civiles, busca venganza”.
Para el abogado Andrew Weissmann, “el hecho de que alguien sea prominente no significa que no sea procesado; no es un atenuante, creo que es un agravante”.
A juicio de The Hill, el fiscal general Merrick Garland pareció asentir a esa dinámica cuando en una conferencia de prensa, el pasado agosto, aseguró: “Defender el estado de derecho significa aplicar la ley de manera uniforme sin temor ni favoritismo”.
A principios de este mes, la cadena CNN informó que el DOJ discutía si una candidatura presidencial de Trump crearía la necesidad de un fiscal especial para supervisar las investigaciones federales en curso, e incluía en su personal a funcionarios experimentados para cualquier decisión después de las elecciones de medio término del 8 de noviembre.
Sin embargo, presentar cargos contra un expresidente seguiría siendo una decisión sin precedentes para el Departamento de Justicia, que enfrenta obstáculos en sus propios casos y probablemente quiera iniciar un enjuiciamiento mucho antes del ciclo electoral de 2024, remarca The Hill.
En opinión de estrategas conservadores, una acusación a Trump durante la administración de Joe Biden polarizaría más a la nación y fortalecería el apoyo al exmandatario en la base del Partido Republicano, pues este enmarcaría la imputación del DOJ como una caza de brujas de carácter político.
Miembros de las filas rojas esperan que Garland persiga una imputación contra el exgobernante en un plazo de 60-90 días después de los comicios de noviembre, y, según explicaron, la posibilidad de procesarlo finalizará una vez que la campaña presidencial de 2024 cobre impulso.
“La gente habla de la fragmentación del apoyo y la disminución del entusiasmo entre los votantes por él. Una acusación podría en realidad galvanizar y reunificar a los republicanos en torno a él”, comentó un asesor.
De igual forma, expertos legales sugirieron que el Departamento de Justicia podría tener dificultades para lograr una condena en el frente del 6 de enero, al menos en lo que respecta al papel del magnate en la dirección de la turba que invadió el Congreso.
El caso de Mar-a-Lago podría ser más prometedor, pero tuvo batallas para revocar el nombramiento de un maestro especial que revisara los documentos y ello demoró el escrutinio de los archivos, que Trump argumenta tenía derecho a retener.
En varias ocasiones el magnate dejó claro su discurso de “soy una víctima” y afirmó: “cualquiera que realmente busque enfrentarse a este sistema amañado y corrupto se enfrentará a una tormenta de fuego que solo unos pocos podrían entender”.
Trump alertó en septiembre que si el DOJ lo acusa, habría “problemas en este país como quizás nunca hemos visto antes”.
El expresidente notificó en la noche de ayer que buscará la nominación presidencial republicana en 2024, para “hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande y glorioso”, dijo.
La película está rodando y falta ver hasta dónde llegaría el magnate con tal de evitar las rejas.
La sinopsis muestra a un candidato activo a la Casa Blanca que seguramente desataría una tormenta política, y por el otro lado, aparecen señales de que ignorar y evitar cuentas si hay evidencia de un delito, transmitiría una señal dañina a futuros gobernantes con instintos de “hombre fuerte”.
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