Aunque se espera que el proyecto de presupuesto supere sin mayores contratiempos el escollo legislativo, dado que los tories ostentan la mayoría parlamentaria, el paso por el Palacio de Westminster de la propuesta elaborada por el primer ministro Rishi Sunak y el titular de Hacienda, Jeremy Hunt, no estará libre de polémica.
El plan anunciado la semana pasada por Hunt contempla un incremento generalizado de los impuestos y un recorte sustancial del gasto público, dos medidas que no fueron muy bien recibidas por la oposición, los sindicatos y los economistas, que temen el regreso de la política de austeridad que defienden los conservadores.
Según el funcionario, el alza impositiva y la reducción del gasto público permitirán llenar el agujero fiscal que dejó la pandemia de Covid-19.
Los salarios que asumió el Gobierno, la campaña de vacunación y la respuesta del Servicio Nacional de Salud fueron cosas de las que nuestro país debe sentirse orgulloso, pero todo eso hay que pagarlo, aseveró entonces Hunt.
Como parte de esas decisiones ´difíciles´, el Gobierno propone bajar el nivel de renta a partir del cual los británicos pagan un 45 por ciento de impuestos, hasta los 125 mil libras anuales en lugar de las 150 mil actuales.
También impondrá a partir de abril de 2025 un gravamen de carretera para los vehículos eléctricos, y se congelará hasta 2028 el umbral de ingresos libre de impuestos y de las contribuciones que deben hacer los empresarios a la seguridad social.
Se pretende además subir al 35 por ciento el monto del impuesto único que pagan las compañías energéticas por sus ganancias extraordinarias.
Como nota positiva, el ministro de Hacienda dijo que se incrementará a 10,42 libras la hora (12,33 dólares) el salario mínimo de los empleados mayores de 23 años y se aumentará el presupuesto de las escuelas y de la salud pública, al tiempo que las pensiones y los beneficios subirán acorde a la inflación.
La oposición liderada por los laboristas considera, sin embargo, que la crisis económica actual es resultado de las malas decisiones tomadas por los tories durante sus 12 años en el poder, mientras que los sindicatos denunciaron que la nueva carga impositiva caerá mayormente sobre la clase trabajadora.
Para economistas como Alex de Ruyter, de la Universidad de la Ciudad de Birmingham, se trata de una decisión política que hará caer a la economía en un “círculo vicioso” de austeridad debido a la obsesión de los conservadores con la deuda y su obsesión con reducir el tamaño del Estado.
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