A juicio del jefe del Departamento de Seguridad para la Navegación de la Administración Marítima del Ministerio de Transporte de Cuba, Juan Manuel Jiménez, la acción de tráfico de personas, con un saldo de siete víctimas fatales incluido un menor, violó la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Sin embargo, fue peor el riesgo para las vidas a bordo pues ninguno llevaba adosado los chalecos salvavidas y apagaron las luces y el sistema GPS para evadir a las Tropas Guardafronteras que los detectaron al norte de Bahía Honda, provincia de Artemisa, en el occidente del país.
Ambas embarcaciones colisionaron cuando la infractora trataba de alejarse y sus sistemas fallaron, provocando un estado de ingobernabilidad, detallaron especialistas del Ministerio del Interior que investigaron el caso.
En la lancha siniestrada se encontraron 16 chalecos para 26 pasajeros que no fueron usados, y no existía este tipo de protección para el menor, insistió Jiménez en un programa especial de la televisión cubana.
Por su parte, el especialista superior de la Administración Marítima de Cuba del Ministerio de Transporte, Jesús Pérez, aseguró que la unidad guardafronteras hizo todo lo posible por evitar la colisión.
Conozco casos con impactos similares donde el destrozo es enorme a causa del choque entre dos embarcaciones, dijo.
En este caso es admirable la velocidad con la que el capitán de la unidad de Tropas Guardafronteras maniobró para evitar colisionar con mayor fuerza a la embarcación infractora.
Expertos del Ministerio del Interior presentaron evidencias en televisión nacional que apuntan a que la colisión no se debió a acciones invasivas ni agresivas sobre la embarcación infractora.
jha/ebr