En declaraciones exclusivas para Prensa Latina, su directora indicó que la cinta, basada en una experiencia personal, no se adentra en los temas habituales del cine de su país, contó con la participación de actores no profesionales, y navega en las aguas del delirio y los sueños, a través del viaje de cinco chicos que intentan reclamar una tierra.
“Fue una película que se comenzó a escribir en el 2016, no pensábamos que en Colombia hubiese un cambio hacia un gobierno progresista; cuando finalmente ahora se le da un lugar a las tierras. La película está en las salas y el cine también es un terrotorio político para mí. Esta producción representa esa esperanza de nuevos cambios”, agregó Mora.
Ambientado en las calles de Medellín, el filme que compite en el apartado de largometraje documental cuenta la historia de Rá, quien emprende el viaje de sus sueños al recibir la restitución de las tierras arrebatadas a su abuela por paramilitares.
En esta entrega, la ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, España, pone foco en el fenómeno de la marginalidad y la juventud al interior del país sudamericano, marcado por su historia pasada.
La coproducción entre Colombia, Argentina, Luxemburgo, Francia, México y Noruega se aleja de la urbe convulsa para adentrarse en el complejo conflicto derivado de la tierra, su acceso y tenencia, desde la sensibilidad de sus personajes y retrata la quebrantada sociedad de esa nación, tanto en lo individual como en su conjunto.
Mora, quien antes registró en Matar a Jesús (2018) su vivencia personal como hija de un padre asesinado por un sicario, ha centrado su filmografía en las realidades de la actual Colombia y en la búsqueda de la justicia.
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