Alfredo Boada Mola*
De acuerdo con los científicos, el actual cambio climático provocado por el propio hombre contribuyó probablemente a las mortíferas crecidas ocurridas desde junio en el país, que destruyeron un millón 700 mil hogares.
Según la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, perecieron más de 735 mil cabezas de ganado, mientras más de ocho mil kilómetros de carreteras y tres mil kilómetros de vías férreas fueron destruidos, centenares de puentes demolidos y numerosas hectáreas de cultivos arrasadas, con daños totales estimados en más de 30 mil millones de dólares.
En Pakistán se registran fuertes y abundantes precipitaciones durante su temporada lluviosa anual de los monzones, que son cruciales para la agricultura y el suministro de agua, pero desde hace décadas no se veían aguaceros tan intensos.
Las autoridades culparon al cambio climático, que aumenta la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo.
La Organización Meteorológica Mundial declaró que catástrofes meteorológicas como la vivida en 2022 por Pakistán se quintuplicaron en los últimos 50 años, con una media de 115 muertos diarios.
Fahad Saeed, investigador del Centro para el Cambio Climático y el Desarrollo Sostenible de Islamabad, dijo que las riadas en el territorio mostraron nuevamente la necesidad de que los estados más ricos aumenten radicalmente la financiación para ayudar a los países pobres a adaptarse al clima.
En Pakistán, las provincias de Sindh y Baluchistán fueron las más afectadas por las corrientes, luego de recibir en agosto más precipitaciones que las históricas normales, según los datos del Departamento Meteorológico.
Las pérdidas de ganado, cultivos y reservas de alimentos podrían empujar a muchas familias del país a una mayor pobreza e incentivar la inseguridad alimentaria en toda esta nación surasiática.
Los meteorólogos alertaron previamente la posibilidad de la ocurrencia de fenómenos hidrometeorológicos extremos en las zonas de captación de lluvias, lo cual generó inundaciones fluviales en los principales ríos del país.
También vaticinaron crecidas repentinas en las zonas altas, que serían favorecidas por el derretimiento de la nieve debido a las temperaturas superiores a las normales en las montañas y eso fue lo que finalmente ocurrió.
Una de las razones del exceso de lluvias es la continuación del fenómeno de La Niña en el océano Pacífico ecuatorial por tercer año consecutivo.
Durante un evento de este tipo, la temperatura del océano bajan, lo cual altera los vientos alisios sobre la superficie marina y esta perturbación causa un efecto dominó en el clima mundial y por lo general provoca lluvias más intensas en el sur de Asia.
Las olas de calor que afectaron a Pakistán de marzo a junio habrían inducido un derretimiento más rápido de los glaciares en las provincias montañosas, con lo cual aumentó el caudal de los ríos y se produjeron intensas inundaciones.
Se prevé que los devastadores diluvios sean más frecuentes a medida que el planeta se calienta.
Expertos en Clima y Medio Ambiente de Pakistán creen que los efectos del calentamiento global sobre las enormes inundaciones del país son sólo el principio y los efectos serán más duros y extremos en los próximos años.
El periodo lluvioso del monzón es esencial para el riego de los cultivos y la reposición de los lagos y presas en el subcontinente indio, pero esta vez afectaron a uno de cada siete paquistaníes.
Islamabad y la ONU lanzaron el Plan de Respuesta a las Inundaciones, que prioriza la intervención en las áreas de educación, seguridad alimentaria, agricultura, salud, nutrición, protección, refugio y artículos no alimentarios, agua, saneamiento e higiene.
SOLIDARIDAD ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Durante la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático COP27, que sesionó en la ciudad balneario egipcia de Sharm El-Sheikh, el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, instó a la solidaridad y la cooperación internacional para enfrentar el cambio climático en todo el planeta.
El gobernante subrayó que los países en desarrollo vulnerables al calentamiento global, como Pakistán, son testigos de los efectos devastadores de este fenómeno, a pesar de contribuir muy poco con la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global.
Sharif sensibilizó a la comunidad internacional sobre la difícil situación de su país tras las intensas lluvias, riadas y deslaves e instó al mundo a despertar ante el desafío climático y traducir los compromisos en resultados reales, con un cambio transformacional en el flujo de capacidades, finanzas y tecnología.
CAMBIO CLIMÁTICO EMPEORA EN PAKISTÁN
Pakistán sufre intensas olas de calor y fenómenos climáticos extremos desde inundaciones repentinas hasta incendios forestales, mientras preocupa su impacto en la salud y los medios de vida de las comunidades más vulnerables y marginadas.
Normalmente en India y Pakistán el calor aumenta desde marzo a junio cuando, en condiciones normales, llegan los monzones.
De acuerdo con los científicos, el cambio climático potencia la circulación de aire desde el Sahara y los desiertos Arábigo y Persa hacia los valles del Indo y el Ganges, incluyendo zonas desérticas indias como Rajastán.
Esta circulación era menos frecuente antes del calentamiento del planeta, y el aire caliente se dirigía al norte del Himalaya, pero actualmente las condiciones atmosféricas dirigen el aire cálido hacia el sur de esa cordillera.
La situación de la India y Pakistán implica un bloqueo del aire frío del norte debido a las grandes elevaciones del Himalaya, que por otro lado potencia los monzones y recoge el agua de los vientos húmedos del sur para regar una de las mayores extensiones de tierra del mundo.
En los últimos años, el impacto del cambio climático se aceleró en el sur de Asia en forma de calor extremo y patrones meteorológicos impredecibles.
Jacobabad, en la provincia pakistaní de Sindh, es una de las ciudades más calurosas del planeta y este año registró temperaturas superiores a 50 grados centígrados.
A la inesperada ola de calor en el subcontinente, que se saltó la estación primaveral de marzo y abril, le siguió una cascada de fenómenos climáticos extremos en el país.
En mayo se produjo una enorme inundación por desbordamiento del lago glacial en el distrito de Hunza, Gilgit-Baltistán, y aunque la oportuna advertencia de las autoridades evitó muchas víctimas, 22 familias fueron desplazadas por las inundaciones repentinas.
Además, ocurrió la destrucción de huertos frutales y cultivos que son fuente crucial de sustento en las montañas del sensible ecosistema del Hindukush.
También en el quinto mes del año se produjeron importantes incendios forestales en Sherani, provincia de Baluchistán, y la destrucción del 40 por ciento de los mayores bosques de piñones y acebuches del orbe, e igualmente se produjeron otros dos grandes fuegos en los pinares de Khyber Pakhtunkhwa.
Los incendios forestales afectan los medios de vida de las minorías étnicas baloch y pashtún, cuya principal actividad económica es el comercio de piñones.
Otros habitantes de la zona crían ganado y animales salvajes que se alimentan de pequeñas hierbas y otra vegetación de las montañas que también resulta afectada.
Asimismo, varios animales y pájaros, algunos de ellos en peligro de extinción, están amenazados por las igniciones que destruyen su hábitat y los dejan sin alimento.
Kamran Hussain, coordinador del Fondo Mundial para la Naturaleza para los bosques de Pakistán, declaró que la temporada de incendios, que suele durar desde junio hasta agosto, se adelantó este año debido a las temperaturas extremas y las condiciones de sequía imperantes.
Estas catástrofes climáticas son muy peligrosas para la ecología de las montañas y sus habitantes, que sufren física, económica y mentalmente en un entorno cada vez más precario.
*Corresponsal de Prensa Latina en la India
Rmh/abm