El organismo debe anunciar en los próximos días si facilita un monto de 700 millones de dólares como parte del acuerdo suscrito en 2020 por el exmandatario Lenín Moreno y renegociado en 2021 por el actual gobernante.
De ser aprobado, concluiría así el llamado programa de Facilidad Extendida (EFF, en inglés) y la deuda de los ecuatorianos con el FMI sería mucho mayor.
Los últimos reportes indican que la deuda asciende a siete mil 166 millones de dólares y con el posible desembolso subiría a siete mil 866 millones, apuntó Radio La Calle.
Por su parte, el diario Expreso cita a economistas que señalan cómo los préstamos “ayudaron” a mejorar las cuentas fiscales del país, aunque reconocen que no existe crecimiento suficiente para generar empleo ni se percibe la reactivación económica anunciada por Lasso.
La exdirectiva del Banco Central, Verónica Artola, declaró al medio que el gobierno no fue capaz de generar políticas adecuadas para aprovechar el dinero.
Coincidió en que el país cuenta con recursos, una reserva internacional considerable, resultados fiscales superavitarios, pero aún así eso no se refleja en la economía.
A pesar de todo, el ministro de Economía y Finanzas, Pablo Arosemena, ha manifestado la intención del ejecutivo de solicitar el próximo año un nuevo préstamos al FMI, cuyas condiciones casi siempre incluyen ajustes y medidas neoliberales perjudiciales para la población de menos recursos.
Los recortes, por lo general, recaen sobre los presupuestos de sectores sociales como educación, salud o seguridad.
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