Por Juan Carlos Díaz Guerrero
Corresponsal jefe en Venezuela
El desgaste de la última década en lo social y económico, producto de las acciones planificadas, organizadas y ejecutadas con la complicidad de la derecha nacional y bajo la égida de Estados Unidos y sus aliados en la región y en el mundo, pretendieron poner fin al legítimo Ejecutivo nacional.
Una andanada de acciones conspirativas, sediciosas y criminales cayeron sobre la nación sudamericana, que tuvieron su paroxismo después de la victoria de la derecha en las elecciones parlamentarias de 2015 y que llevaron a la autoproclamación de un Gobierno interino en 2019.
Los planes pasaron por asesinar al presidente Nicolás Maduro, que incluyó el uso de drones, y generar actos terroristas como los intentos de detonar bombas en la Asamblea Nacional y de invasión en 2020 en medio de la pandemia, más los ataques a la infraestructura eléctrica.
A ello hay que sumar el robo de empresas como Monómeros, en Colombia, y Citgo, en Estados Unidos, el secuestro de los activos en oro retenidos en bancos internacionales y la aplicación de más de 900 medidas coercitivas unilaterales.
Entre activos y cuentas bancarias, a la nación sudamericana le secuestraron de 24 mil a 30 mil millones de dólares, que permanecen bloqueados y congelados en el sistema financiero internacional, fundamentalmente en Estados Unidos y Europa.
Tan solo en el sector petrolero, motor económico del país por más de un siglo, las medidas punitivas condujeron a que de obtener ingresos por el orden de 56 mil millones de dólares, de un año a otro estos se redujeron a 700 mil.
Nosotros conquistamos la paz en estos años y nos costó establecerla, hay que ver por lo que pasamos, indicó el gobernante en reciente conferencia de prensa de cierre de año.
Maduro y otras autoridades reconocieron que no fue fácil llegar hasta aquí y atribuyeron el triunfo a la resistencia de la mayoría del pueblo, que sin dudas, está vinculado también a la creatividad y unidad del equipo de gobierno en la búsqueda de soluciones, las cuales comienzan a tener sus frutos.
Esa resistencia creativa se tradujo, como admitió el mandatario, en hacer “mucho con poco” y a perseverar, a cuidar la alimentación del pueblo con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, vigentes aún, y a velar por la salud con la Misión Barrio Adentro.
En medio de las múltiples dificultades, las autoridades atendieron la educación para seguir avanzando en las grandes metas del sector público, así como la construcción de viviendas, que este año alcanzó el hito de cuatro millones 200 mil, de las cinco millones previstas.
También protegieron el empleo y mediante el denominado Carné de la Patria distribuyeron los ingresos en “fase de resistencia”, que aunque insuficientes, permitió la atención de millones de personas de los sectores más humildes.
“Cuidamos al pueblo y el pueblo resistió, hemos resistido”, sintetizó el jefe de Estado.
ÁMBITO ECONÓMICO PRODUCTIVO
Reconoció Maduro que una nueva enseñanza de estos últimos años de tortura, persecución y sanciones fue pasar la página del modelo “enfermo, rentista, dependiente petrolero, a un modelo libre, no petrolero”.
La estrategia es generar bienes para el pueblo, satisfacer las necesidades, servicios y riqueza; “generemos riqueza en bolívares, en dólares, en yuanes, en rublos, en petros, que circulen en circuitos virtuosos de manera estable con la economía”, comentó.
Tenemos el cuadro y el plan muy claro hacia los años futuros, con un mapa que incluye 18 motores de la Agenda Económica Bolivariana, dirigido al crecimiento con estabilidad y distribución de la riqueza para la inversión social 2023-2030, puntualizó.
El presidente venezolano señaló que el diseño de esa Agenda fue lo que permitió el “milagro en 2022” para el crecimiento de la economía real no petrolera, aunque aún subsisten heridas importantes de la guerra económica como tratar de fortalecer y estabilizar al máximo el sistema cambiario y el valor de la moneda nacional.
La voluntad de transformar el viejo modelo económico, todavía imperante, llevará tiempo y construir uno nuevo cuesta, dijo Maduro, pero las sanciones impuestas pusieron al gobierno venezolano en la disyuntiva y “nos obligaron”, lo hicimos, y lo estamos haciendo y hay que continuar haciéndolo, apuntó.
La recuperación económica, productiva, comercial, financiera, monetaria de la República, de un país no dependiente del petróleo tenemos que hacerlo “cueste lo que cueste”, aseguró el jefe de Estado.
Venezuela pasó de importar el 80 por ciento de los alimentos que consumía a producir internamente alrededor del 85 por ciento, según datos oficiales, mientras se habla de convertir al sector del turismo en el nuevo motor impulsor de la economía, como se constató en la reciente Feria Internacional.
La “fórmula virtuosa” para construir un nuevo modelo económico es conversar, entenderse, acordar, firmar y cumplir porque esta ya existe, la hemos creado, es algo único en la historia de los países perseguidos y sancionados, aseveró.
El gobernante se muestra optimista y augura que el 2023 será mejor para todos, en la consolidación de la paz, la democracia y la libertad de los venezolanos.
UN NUEVO CAPÍTULO
Para Venezuela un nuevo capítulo se abrió el 26 de noviembre en Ciudad de México, cuando el Gobierno y una fracción de la oposición representada por la Plataforma Unitaria (PU) firmaron un segundo acuerdo parcial de carácter social, tras largos meses de reuniones “discretas, en secreto y constructivas”.
Este convenio fue celebrado por Nicolás Maduro en función de seguir avanzando hacia la paz y el bienestar que “todas y todos los venezolanos anhelamos”. Señaló que el pacto fue un buen paso de diálogo y entendimiento para recuperar los recursos congelados y secuestrados en el exterior.
Asimismo es una demostración que actuar en el marco de la Constitución para buscar la paz, en la diversidad de la oposición, para dialogar con todos esos sectores, es el camino correcto, afirmó.
La trascendencia del suceso la reveló el jefe de la delegación oficialista, Jorge Rodríguez, al calificarlo como el acuerdo más importante rubricado “en la historia de la República”, el cual quedó materializado 15 meses después de que el Ejecutivo bolivariano decidiera suspender las conversaciones.
El secuestro y extradición del diplomático venezolano Alex Saab -todavía preso en una cárcel de Estados Unidos- fue el motivo de la ruptura, y ahora, su esposa y abogada Camila Saab fue incorporada a la mesa de diálogo hasta que lo pueda hacer su compañero.
Este documento firmado en México en materia social, permite el rescate de poco más de tres mil millones de dólares secuestrados en el sistema financiero internacional, que invertirán en sectores como salud, educación y electricidad, los más golpeados por las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo.
Igualmente, al decir de las autoridades, buena parte de los dineros serán invertidos para atender a las víctimas de las tragedias por las lluvias torrenciales de los últimos meses, que afectaron varios de los estados.
Datos de la Asamblea Nacional indicaron que con esos fondos podrán reparar y modernizar con tecnología dos mil 300 escuelas; recuperar ocho bancos de sangre; rehabilitar, modernizar y equipar 10 hospitales materno-infantiles y restablecer otros 21 hospitales.
Además, podrá dotarse de vacunas y medicinas a la red de salud; recuperar el Programa de Atención de Radioterapia; otorgar medicamentos a hospitales para la atención a pacientes oncológicos y aumentar la potencia del sistema eléctrico del país en 432 megavatios.
La firma del documento en México fue solo de impacto social, pero constituyó en lo político un enorme paso hacia adelante, al tratarse la PU del sector entreguista, violento y promotor del golpe de Estado, y con la cual, señaló el Presidente, “veremos qué otros temas se pueden conversar”.
Y en este contexto de búsqueda del consenso y el entendimiento para alcanzar la paz definitiva, diciembre trajo buenas nuevas al reunirse el presidente Maduro con los partidos de la oposición Alianza Democrática y Alianza del Lápiz.
En el primero, las partes se dieron 30 días para definir, a través de mesas de trabajo, los más importantes temas en el área económica, social, política y electoral, anunció Rodríguez que sirvió de vocero.
De ambas reuniones, lo más interesante resultó la convicción de los interlocutores de que solo mediante el diálogo podrán dirimirse las diferencias y el respeto a la constitucionalidad.
El diputado opositor Juan Carlos Alvarado, secretario general del Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), señaló que la Alianza Democrática se compromete de manera irrestricta con lo que debe ser el desarrollo de la Constitución y la construcción de esa ruta contemplada en la garantía electoral, sin tener que dar paso a la desestabilización.
Antonio Ecarri, presidente de Alianza del Lápiz, ratificó asimismo el compromiso de respeto a la carta magna y a la soberanía nacional «porque somos nacionalistas», aunque no descartó llegar al Palacio Miraflores en el 2024 como nuevo presidente de Venezuela.
El 2022 dice adiós y la percepción de la ciudadanía es positiva, al acoger con beneplácito los pasos del Gobierno para reconstruir la paz, mientras las encuestas aseguran que el 84 por ciento de los venezolanos repudian las sanciones y hay consenso en rechazar a quienes las impusieron.
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