En un abarrotado estadio Alejandro Morera Soto, de Alajuela, capital de la provincia de igual nombre, Bryan vistió en el primer tiempo la camiseta del Twente, de Países Bajos, equipo en el que el Capi debutó en el exterior, mientras en el segundo cambió para la roji-negra de Alajuelense, el conjunto que lo captó en 1997, con solo 12 años.
Para alegría de su afición, Bryan anotó el primer gol del partido, el cual concluyó con empate a dos, pero el resultado es lo de menos, pues lo relevante fue ver por última vez como jugador regular a quien este pueblo bautizó como el Capi, y coreaban desde las gradería, ah, ah, el Capi no se va.
Con una meritoria carrera deportiva de 185 goles y 125 asistencias, y participación en tres Copas del Mundo, pero también fuera de las canchas, la prensa local no fue menos y le dedicó muchos elogios.
Teletica.com apuntó que el ambiente fue inmejorable, tal y como se merecía decir adiós a un jugador que escribió páginas doradas para el fútbol costarricense.
Figuras legendarias de este deporte en Costa Rica como Álvaro Saborío y Wilmer López, así como su hijo Matías Ruiz, de 15 años, también estuvieron en el juego, que llegó al climax en el minuto 76 cuando precisamente Matías recibió de pecho el balón y antes de que este pegara en el suelo le dio un derechazo de borde interno que se incrusto en las redes del Twente.
Precisamente, este medio digital destaca que Bryan también es catalogado uno de los futbolistas más destacados de la historia de ese club europeo, al lograr el título de la Eredivisie en 2010.
Al minuto 83 las luces se apagaron y un juego de pólvora despidió al Capi, quien en su discurso de despedida, en el que no faltaron algunas lágrimas, agradeció a la familia y a las personas que le permitieron llegar a ser uno de los futbolistas más queridos y admirados de esta nación centroamericana.
Tal vez su frase que resume los años en este deporte es «con nostalgia, pero con alegría, me voy sabiendo que se hizo una carrera increíble. Me voy muy tranquilo, pudo haber sido más o menos mi carrera, pero me siento satisfecho».
Y la mejor respuesta estuvo en las graderías del estadio en su despedida, en una manta portada por un grupo de aficionadas, en la que se leía «Árbitro, no pite el final, que el Capi se nos va».
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