Fuentes oficiales en el estado de Kaduna (norte) dijeron que el Ejército desplegó fuerzas en las aldeas de Malagum 1 y Sakwong, escenarios de las matanzas, con la misión de ultimar a los autores, que además incendiaron casas y vehículos antes de desaparecer en la espesura.
Los ataques forman parte de una creciente secuencia de acciones similares de bandas armadas que saquean aldeas, roban ganado y matan a sus pobladores en el norte y el noroeste del país a quienes el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, califica de “enemigos de la humanidad”.
Aunque sin identificación política, medios de prensa en esta capital notan una creciente identificación entre las pandillas y el grupo islamista Boko Haram, principal enemigo de las autoridades centrales nigerianas cuyo cuartel general radica en el estado nororiental de Borno.
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