En la Catedral Metropolitana de Quito, situada en el Centro Histórico de esta capital, se exhibe una representación del nacimiento de Jesús que abarca 240 metros cuadrados y contiene alrededor de mil 600 piezas, muchas de ellas en movimiento.
Se dice que ese es el pesebre más grande de esta Navidad ubicado dentro de una iglesia en Latinoamérica y cuenta con la simulación de un río de más 20 metros de longitud por donde circula agua real.
En una vivienda de Guayaquil, en la costa este del país, una familia también recreó la escena natalina con un enorme pesebre de 25 metros cuadrados, unas mil figuras y cuatro mil luces.
Otra de las tradiciones de estas fechas en Ecuador, muy asociada al catolicismo, es la Misa del Gallo que en muchas iglesias no se celebra a medianoche, sino más temprano para que luego las personas puedan ir a sus casas a compartir en familia.
En cuanto a la culinaria, también hay ritos, como los tamales navideños presentes en la mayoría de los hogares de la región andina central del país junto a la proteína principal de la velada, que varía y puede ser pavo, cerdo o cuy (conejillo de indias).
Otras delicias que pueden formar parte de la mesa navideña ecuatoriana son los pristiños, dulces a base de trigo en forma cilindro, buñuelos, y turrones de origen español, una mezcla de lo criollo, lo indígena y lo colonial.
Más allá de su origen religioso, la Navidad en Ecuador es un evento social celebrado entre la familia, comunidades y centros laborales que para muchos es motivo de fiesta y para otros significa el momento de reactivar la economía.
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