De acuerdo con el procurador de París, Laure Beccuau, el individuo de 69 años, detenido después del ataque en el X distrito, primero se dirigió ese día a la localidad francesa de Saint-Denis, pero decidió no actuar allí porque había poca gente y acudir a la calle Enghien, donde se sitúa un centro cultural kurdo.
Él le reprocha a los kurdos que hicieran prisioneros a miembros del Estado Islámico (Daesh), en lugar de matarlos, dijo la autoridad.
Beccuau también señaló que el atacante sufre –según sus propias palabras- depresión y pensamientos suicidas, además del deseo de asesinar a migrantes y extranjeros tras un robo en su casa en 2016.
El individuo fue trasladado ayer a la enfermería después de que expertos médicos diagnosticaran que su condición de salud es incompatible con el encierro, en espera de nuevas evaluaciones que determinen el futuro de las investigaciones en curso por asesinato, homicidio voluntario, violencia agravada y acto racista.
Fuentes médicas aseguraron que las tres personas heridas durante la balacera están fuera de peligro.
La clase política francesa condenó el ataque, y en sectores de la izquierda atribuyeron la acción a la amenaza representada por la aceptación en la sociedad de las ideas de extrema derecha.
El autor de la agresión con saldo de tres víctimas fatales había salido de prisión el 12 de diciembre bajo control judicial y con al menos dos procesos en curso, el más reciente de ellos relacionado con el ataque a migrantes con un sable en esta capital hace un año.
Por su parte, el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, solicitó que las pesquisas por la balacera de la calle Enghien del X distrito parisino pasen a manos de la Fiscalía Antiterrorista.
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