Tras el anuncio del veto para que las féminas asistan a la universidad o trabajen para grupos de ayuda en aquel país, el secretario general del organismo, António Guterres, rechazó esta como otra política para excluir y silenciar a ese grupo poblacional.
Estas disposiciones “siguen causando un inmenso sufrimiento y grandes retrocesos en el potencial del pueblo afgano”, escribió Guterres en un mensaje publicado en Twitter.
Por su parte, ONU Mujeres condenó la eliminación y la opresión continuas de las féminas de la vida pública en la nación.
En un comunicado su directora ejecutiva, Sima Bahous, afirmó que la entidad se solidariza plenamente con las mujeres afganas y agregó que este es otro repudio más de todas las normas y estándares de los derechos humanos y el respeto por la dignidad humana.
Al prohibir su contribución a los esfuerzos de las organizaciones, los talibanes suspendieron el respaldo para la mitad de la población de Afganistán, “ayuda de la que dependían y sin la cual no sobrevivirían”, dijo.
En concordancia, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó en un texto a que se permita la “participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres y las niñas”.
Los 15 miembros del Consejo afirmaron que estas prohibiciones representan una erosión cada vez mayor del respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
“Estas restricciones contradicen los compromisos contraídos por los talibanes con el pueblo afgano, así como las expectativas de la comunidad internacional”, añaden.
El anuncio del 20 de diciembre último impide a las féminas asistir a la universidad, lo que se suma a otros temas en materia de educación como el veto de acceso a la enseñanza secundaria desde poco después del 15 de agosto de 2021 cuando los talibanes recuperaron el poder.
Las medidas refutan las promesas del movimiento de proteger los derechos de las niñas y las mujeres, uno de los sectores más afectados por el gobierno talibán.
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