Esa costumbre, con la cual buscan iniciar el nuevo año con suerte, optimismo y buenas energías, es la forma de dejar atrás simbólicamente todo lo negativo de los 12 meses anteriores.
Justamente por esa razón uno de los muñecos más solicitados en estos días para ir a la hoguera es el que representa al presidente Guillermo Lasso, a quien las encuestas le otorgan menos del 20 por ciento de aprobación popular.
El mandatario destaca como político cuestionado y rechazado por la ciudadanía, que lo culpa de llevar al país a la actual situación de aumento de la desigualdad, el desempleo, la pobreza y la inseguridad. El muñeco de Lasso en diferentes tamaños es lo más vendido, confirmó a Prensa Latina una comerciante de Quito que oferta en el Parque La Carolina, en el norte de la ciudad, monigotes que asemejan desde un coronavirus hasta personajes de dibujos animados.
Entre los más solicitados están también los muñecos del futbolista argentino Lionel Messi, que no se veían mucho en los quioscos por la alta demanda luego del reciente triunfo en el Mundial de Qatar.
No solo se quema lo malo a las 12 de la noche, echamos al fuego algo destacado del año que termina para dejarlo atrás y Messi simboliza al campeón mundial de 2022, explicó a esta agencia la quiteña Luciana Rosero, que buscaba para su hijo una figura del icono del fútbol internacional.
Según comentan, es una manera de cerrar ciclos y, además, constituye momento para unir a familiares y amigos.
Este último día del año unos quemarán el “año viejo”, otros comerán 12 uvas a la medianoche, se vestirán con prendas amarillas, o quizás recorrerán el barrio con maletas para viajar.
De esa forma, pese a las disímiles problemáticas que enfrenta el país en lo político, lo económico y lo social, los ecuatorianos despedirán el año con fiestas y tradiciones, esperanzados de que 2023 sea mejor.
oda/avr