Pese a concesiones claves a sus oponentes de la línea más conservadora dentro del propio Partido Republicano (GOP), McCarthy no logró llegar al número mágico: 218, que le aseguraría el martillo que deja la demócrata Nancy Pelosi.
Una de las exigencias del grupo del llamado Freedom Caucus (Caucus de la Libertad) a las que accedió el congresista de California es cambiar las reglas de manera que un solo miembro del hemiciclo pueda llamar a una votación para expulsar a un presidente en funciones, señalaron fuentes citadas por la cadena CNN. Durante el sufragio de este jueves, varios de sus colegas volvieron a apoyar a los representantes Byron Donalds y Kevin Hern, mientras que el líder demócrata Hakeem Jeffries recibió en todas las ocasiones el apoyo unánime de su bancada.
El recuento final de la undécima votación dio a McCarthy 200 papeletas, un número que podría variar en la medida en que trascurren las rondas y ese es uno de los peligros de este desgastante proceso.
Cada voto fallido solo aumenta la presión para superar el punto muerto, pero no está claro si podrá lograrlo, apuntó la televisora.
Para no pocos observadores cuanto más se prolongue esta disputa, más difícil será para McCarthy, pues corre el peligro de que ocurran más deserciones y experimente una pérdida de confianza.
Esta mañana el expresidente Donald Trump pidió a sus leales en la Cámara Baja que apuntalen a McCarthy e instó a no convertir “un gran triunfo en una derrota gigante y vergonzosa”, según escribió en un mensaje que publicó en su cuenta de la red Truth Social.
Por su parte, el actual mandatario, Joe Biden, criticó la incapacidad de los republicanos para elegir al nuevo líder y calificó sus luchas públicas de vergüenza para el país.
«No da buena imagen. No es algo bueno”, remarcó Biden a los periodistas desde los jardines de la Casa Blanca la víspera antes de emprender viaje a Kentucky.
Para el jefe de la Casa Blanca, el espectáculo con el bloqueo en la Cámara Baja no es su “problema”, pero lamentó que «el resto del mundo lo está viendo».
La Cámara de Representantes -en poder de los conservadores desde los comicios intermedios del pasado 8 de noviembre- sigue tratando de destrabar la votación para entregar el mazo a quien dirigirá la 118 legislatura.
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