Un drama en la política estadounidense no visto hace un siglo, que sumerge al dividido Partido Republicano y al país en el caos y la incertidumbre, a juicio de observadores y medios de prensa.
Luego de tres intensas sesiones legislativas, conversaciones a puerta cerrada e importantes concesiones a sus colegas de línea dura dentro de la cámara, el republicano de California vio esfumarse otra vez la posibilidad de sostener el mazo de la 118 Legislatura, un puesto por el que cabildeó, además, durante semanas.
Una de las exigencias del grupo del llamado Freedom Caucus (Caucus de la Libertad) a las que accedió McCarthy fue a la de realizar un cambio de reglas de manera que un solo miembro del hemiciclo tenga la potestad de llamar a una votación para expulsar a un presidente en funciones.
Aunque parecía cercano un eventual acuerdo anoche, la Cámara Baja avaló justo después de las 20.00 horas el criterio de levantar la sesión hasta el mediodía del siguiente día.
Ello representó un cierto progreso para McCarthy, porque presionó para aplazar el sufragio y fue respaldado tanto por sus partidarios como los que se oponen a él.
Durante el sufragio de este jueves, varios de sus colegas volvieron a dar palmas por los representantes Byron Donalds y Kevin Hern, mientras que el líder demócrata Hakeem Jeffries recibió en todas las ocasiones el apoyo unánime de su bancada.
El recuento final de la undécima votación dio a McCarthy 200 papeletas, un número que podría variar en la medida en que trascurren las rondas y ese es uno de los peligros de este desgastante proceso.
Para expertos, cuanto más se prolongue la disputa, más difícil será que McCarthy corone su objetivo, pues corre el peligro de que ocurran más deserciones y experimente una pérdida de confianza.
El expresidente Donald Trump pidió ayer a sus leales en la Cámara Baja que lo apuntalen e instó a no convertir “un gran triunfo en una derrota gigante y vergonzosa”, según escribió en un mensaje que publicó en su cuenta de la red Truth Social.
Por su parte, el actual mandatario, Joe Biden, criticó la incapacidad de los republicanos para elegir al nuevo líder y calificó sus luchas públicas de vergüenza para el país.
La Cámara de Representantes -en poder de los rojos (color que los identifica) desde los comicios intermedios del pasado 8 de noviembre- sigue tratando de destrabar la votación, aunque no está claro cómo McCarthy convencerá a los 20 republicanos que votaron en su contra para que lo respalden.
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