«El espectáculo de la semana pasada en la Cámara no fue tanto una señal de la debilidad de McCarthy como de la fuerza de la derecha fascista: ellos marcan la agenda», dijo Joe Sims, copresidente del Partido Comunista, a la publicación en línea People’s World.
Sims advirtió del peligro fascista y pidió un movimiento popular centrado en proteger necesidades críticas como la seguridad social, los derechos de los trabajadores y al aborto.
El plan de la derecha para impedir el aumento del techo hundiría la economía, acabaría con los puestos de trabajo de muchos millones de personas y enviaría ondas de choque económicas a todo el mundo, añadió.
Para convertirse en portavoz y ganarse a los escépticos, McCarthy hizo concesiones a un grupo de legisladores republicanos fascistas que apoyaron la insurrección exactamente dos años antes, enfatizó.
Aunque gran parte de los medios de comunicación describieron el caos en torno a las 15 votaciones que necesitó McCarthy para ascender al cargo de Speaker como un ejemplo de la parálisis republicana, no mencionaron cómo ese desorden y los «espectáculos de payasos» son su pan de cada día, acotó el artículo.
Señaló que lo ocurrido en la última votación no fue un simple show ni una muestra de incompetencia republicana, fue una exitosa toma de poder por parte de los insurrectos, una continuación de su golpe que comenzó años antes.
Esto se reflejó en la repugnante reverencia y raspado de McCarthy ante el expresidente Donald Trump (2017-2021) después «de conseguir los votos que necesitaba».
Los fascistas no pueden decir a los votantes lo que realmente quieren, así que provocan el caos y luego se presentan como la solución a lo que ellos mismos provocan, indicó el material.
La madrugada del pasado sábado, después de 15 rondas consecutivas de votaciones durante cuatro jornadas y luego de intensas negociaciones y concesiones, el republicano de California fue elegido al frente de la Cámara Baja por un mandato de dos años.
El resultado del sufragio permitió ya la aprobación de nuevas reglas que otorgarán a los conservadores de línea dura el poder de destituir al Presidente de la Cámara de Representantes y, lo que es aún más importante, determinar qué proyectos de ley se someten o no a votación allí, concluyó John Wojcik, editor de la publicación y autor del trabajo.
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