Durante la primera exploración, en la fosa conocida como Pico Reja, las excavaciones sacaron a la luz los cadáveres de más de mil 700 personas que murieron durante la guerra civil española (1936-1939) y la posterior dictadura del general Francisco Franco, que encabezó la rebelión militar contra la República y gobernó en dictadura hasta 1975, en que falleció de muerte natural.
El Ayuntamiento de Sevilla, que lidera las pesquisas, informó que se trata de la segunda mayor fosa común abierta en Europa occidental.
InfoLibre señaló que la investigación historiográfica concluyó que miles y miles de víctimas del franquismo yacen arrojadas allí sin orden ni reconocimiento.
Esa publicación añadió también que bajo tierra hay una gran cantidad de huesos de fusilados allí mismo y en tapias cercanas, de muertos en cárceles y campos de concentración o en enfrentamientos con las tropas sublevadas.
Por su parte, las autoridades locales afirmaron que la mayoría de los restos encontrados tienen evidentes signos de represión y de muerte violenta.
Asimismo, los expertos lograron distinguir en algunos cuerpos alambres y grilletes, impactos de bala en los huesos, especialmente en los cráneos, donde muchos presentan disparos desde atrás y otros en pleno rostro.
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