Las lluvias de la tarde del 31 de enero de 2022 desbordaron una quebrada y provocaron una fuerte corriente de lodo, rocas y escombros que cubrieron las calles de los dos populosos barrios de Quito.
Además de los fallecidos, 380 personas resultaron afectadas y 38 viviendas fueron destruidas o dañadas parcialmente.
La avalancha me llevó la casa, allí falleció mi hija, mi suegra, a mí me arrastró una cuadra más abajo, contó Luis Iza, sobreviviente y familiar de personas fallecidas en una entrevista a Radio Pichincha.
Patricio Sanguña, otro de los sobrevivientes, contó cómo vio escombros cubrir y destrozar el primer piso de su vivienda, donde tenía una tienda de víveres y estaba parqueada su camioneta.
Dos mil funcionarios públicos incluidos policías, bomberos, militares, trabajadores de las empresas públicas del municipio, y habitantes de la ciudad acudieron para limpiar y restaurar la zona del suceso.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social informó que entregó bonos por valor de 256 dólares a 160 familias afectadas, pero para muchos eso es insuficiente luego de que el aluvión los dejara sin nada.
El Municipio de Quito asegura haber aportado cinco mil paquetes alimenticios, 242 menajes de casa, así como asistencia psicológica y médica para los afectados y familiares de las víctimas.
A un año de los sucesos, las autoridades municipales detallaron que en la quebrada donde aquella fatídica jornada se acumularon el agua y otros materiales se encuentra actualmente limpia y con «filtros» para mitigar el impacto de otro episodio de ese tipo.
A un año de la tragedia, hoy Quito volvió a recibir una fuerte lluvia, como para recordar que lo ocurrido puede repetirse en las laderas del volcán Pichincha al no existir un plan a largo plazo para el tratamiento de las quebradas.
jha/avr