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De la Crisis de Octubre a Ucrania, seis décadas sin sosiego (I) (+Fotos)

Connecticut, EE.UU. (Prensa Latina) Se terminó el 2022 de la Era Común, año con muchas eventualidades, de las cuales dos de ellas, una en un ya lejano aniversario (Crisis de Octubre en 1962, con la Unión Soviética, los EE.UU, y Cuba como principales protagonistas, junto a Turquía, Italia, Berlín Occidental y otros actores menores) y la otra sumamente vigente, la llamada guerra Ruso- Ucraniana del siglo XXI (ha existido en la historia, cualquier cantidad de conflictos y guerras entre Rusia, Ucrania, Polonia, Lituania, el Tercer Reich y los Imperios Otomano y Austro- Húngaro, centrados en el territorio de Ucrania).

José R. Oro*, colaborador de Prensa Latina

Hegel dijo que los hechos importantes de la historia ocurrían dos veces. Karl Marx lo parafraseó en “El dieciocho brumario de Luis Bonaparte”, diciendo que “una vez como tragedia y otra como farsa”. En las Crisis de Octubre y la actual de Ucrania, en ambas ha sido como tragedia, que en el último caso aún no ha terminado, y que realmente no se le ve un fin racional.

 

El aventurerismo de la alianza formada por nazis ucranianos, algunos países de la OTAN y los Estados Unidos, puede crear una escalada nuclear a partir de la actual guerra en Ucrania. Los medios controlados por el capitalismo, han acusado a Rusia y a Vladimir V. Putin de cuanto (real o apócrifo) crimen y maldad pueda existir

Es un desafío intelectual tentador comparar la Crisis de Octubre y la presente de Ucrania. El peligro de ambas debe ser analizado, por su importancia existencial.

La Crisis de Octubre es como se denomina el conflicto entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962, generado por la inminencia de una agresión directa de Estados Unidos hacia Cuba, bajo el pretexto de la construcción de bases de misiles nucleares soviéticos de alcance medio en la isla.

Un avión U-2 como el mostrado en la foto descubrió esas bases en Cuba, menos de un mes más tarde otro U-2 piloteado por el mayor Anderson fue derribado, llevando la Crisis a su nivel más cercano a la guerra nuclear global.

Fue una de las mayores de la Guerra Fría y se estuvo muy cerca de una conflagración atómica imposible de parar. En 1962 el poderío nuclear de los Estados Unidos era mucho mayor que el de la Unión Soviética, que disponía de unos 75 misiles balísticos intercontinentales (R-7 Semyorka).

Estados Unidos, tenía 170 misiles balísticos intercontinentales y ocho submarinos de misiles balísticos. La Unión Soviética tenía también unos 700 misiles balísticos de alcance medio, que no podían alcanzar el territorio estadounidense. El Pentágono mostraba una ventaja considerable en el número total de ojivas nucleares (27 mil frente a tres mil 600) y en la tecnología necesaria para lanzarlas con precisión, sobre todo usando sus cientos de bases militares alrededor de la URSS, que poseía,, sin embargo, una ventaja de dos a uno en las fuerzas terrestres convencionales, más pronunciada en artillería y tanques, particularmente en el teatro europeo de operaciones,

Hacía tres años que había triunfado la Revolución Cubana; durante los cuales La Casa Blanca trató de derrocar al gobierno revolucionario en diversas formas sin lograrlo, incluyendo la estrepitosa derrota sufrida por la invasión mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961. Esa derrota resultó sumamente humillante para el nuevo presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, pero no lo llamó a la cordura sino a la revancha.

El 7 de marzo de 1962, la Junta de Jefes de Estado Mayor propuso, «fabricar una provocación que justificara una acción militar norteamericana» y solo dos días después, la oficina del Secretario de Defensa sometió a la consideración de la Junta de Jefes de Estado Mayor un paquete de medidas que podían servir de pretexto para justificar la intervención militar en Cuba.

Después de la hecatombe de la Gran Guerra Patria, el pueblo soviético se vio obligado a un enorme proceso de reconstrucción de los daños sufridos en su territorio, y en los territorios de Polonia, la República Democrática Alemana, Hungría, y en menor medida de Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Albania. A mismo tiempo se invertía masivamente en tratar de lograr una paridad militar con las potencias imperialistas. Una cantidad comparativamente pequeña de armamento estratégico en Cuba, a muy corta distancia del corazón del imperialismo mundial, tendría un efecto disuasivo muchas veces mayor a su cuantía, y se podrían dedicar inmensos recursos a mejorar el nivel de vida de la población.

A pesar de que en las concepciones defensivas ya elaboradas por parte de la máxima dirección cubana los misiles nucleares no estaban comprendidos, y de la conciencia de los líderes cubanos de que su presencia en el territorio insular podía afectar el prestigio de la Revolución, se aceptó la instalación de los cohetes, a partir de que se cumplía con un principio ineludible de apoyo internacionalista con el Campo Socialista y la URSS.

Esta proposición fue analizada los días 21 y 24 de mayo de 1962 en Moscú, por los máximos dirigentes del Partido soviético y por la jefatura de sus Fuerzas Armadas y para hacer la proposición a los dirigentes de la Isla fue enviada con urgencia una comisión de alto nivel, que llegó a La Habana el 29 de mayo y esa misma noche expuso el objetivo de su viaje al Comandante en Jefe Fidel Castro, al asegurar que la URSS, además de defender a Cuba, estaba motivada en instalar los proyectiles, pues eso habría significado un cambio en la correlación de fuerzas y una mejoría en la posición militar de la Unión Soviética y de todo el campo socialista

«A mí, personalmente, no me gustaba la presencia de esa base militar soviética en Cuba, por una razón de imagen de Cuba, de imagen de la Revolución Cubana. Pero no lo analizamos como una cuestión de gusto o no, sino desde el punto de vista ético y moral (…): si deseábamos que los soviéticos nos apoyaran en caso de una agresión, sería inmoral oponernos a la presencia de esas armas en nuestro país, puesto que ellas fortalecían también a la Unión Soviética (…) Por eso dimos una respuesta positiva» (Fidel Castro Ruz).

En el terreno moral, político y diplomático, se desaprovechó mucho el importante efecto de tal acción, cuando los soviéticos decidieron que la instalación de los cohetes nucleares en Cuba se hiciera de manera secreta. El líder de la Revolución Cubana defendió en todo momento que la operación se hiciera pública bajo el respaldo del derecho internacional.

La agrupación de tropas soviéticas en Cuba

Ya estaban en Cuba, cuando se desencadenó la Crisis, que en ese momento disponía de 50 mil 874 militares, siete regimientos y tres batallones de misiles de alcance medio, intermedio y táctico, dos divisiones de misiles antiaéreos, 55 Mig- 21, seis bombarderos nucleares Il-28, cuatro regimientos de fusileros, cada uno con un batallón de tanques T- 55, 12 lanchas coheteras y cuatro submarinos con un torpedo nuclear cada uno.

Los Estados Unidos por su parte tenían preparados para atacar Cuba (y cubrir sus accesos) a:33 mil efectivos, 210 buques de guerra, mil 200 aviones de combate y cientos de transporte.

En la región Caribe- Antillana la ventaja militar de Washington era absoluta, incluso con el considerable fortalecimiento de las FAR y de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) cubanas que ya excedían los 200 mil combatientes razonablemente armados y entrenados (y bien decididos a pelear).

La virilidad y firmeza del pueblo cubano y su dirigencia, contribuyeron a impedir un cataclismo nuclear a nivel mundial y salvaron a Cuba de una invasión directa de los Estados Unidos, que hubiera causado cientos de miles (quizás millones) de víctimas y la destrucción completa de la economía y las infraestructuras del país.

Sin embargo, si Cuba y Fidel Castro hubieran participado en las negociaciones, como debió ser, se habría obtenido mucho más beneficio para el país de la solución de la Crisis. Uno de los resultados de la evacuación del personal y las armas nucleares soviéticas debió ser una retirada simultanea de los efectivos estadounidenses de la Base Naval de Guantánamo, entre otras garantías concretas, como lo planteara el Comandante en Jefe Fidel Castro en sus conocidos “Cinco Puntos”, al manifestar que:

A seis décadas de la Crisis, los Cinco Puntos son aun válidos. Sí, si se pudieron obtener, si Fidel hubiera participado en las negociaciones que pusieron fin a la Crisis.

La humanidad sobrevivió a Octubre de 1962, pero no se logró una real “solución” de la Crisis.

En el caso de la actual “Crisis de Ucrania”, el descartar por parte de los EE.UU. y de sus aliados de la OTAN las advertencias de Putin como una estratagema para manipular al pacto noratlántico y la opinión mundial sería un error, más aún: un error posiblemente mortal.(Seguirá).

(Fin de la primera parte)

rm/jro

*Ingeniero cubano residente en los EE.UU.

(Tomado de Firmas Selectas)

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