Así lo reconocen líderes históricos y diputados de la tolda roja en la Asamblea Legislativa al reflexionar que después de los Acuerdos de Paz de 1992, suscritos en la Ciudad de México, persistió la exclusión y la pobreza.
“Aunque nosotros llegamos al Gobierno no pudimos afectar ni un pelo de la oligarquía salvadoreña, siguieron siendo los dueños, y los amos de la economía y de los mecanismos de comunicación, entonces ellos siguen aplicando su política de seguir cerrando cualquier espacio de oposición a su política”, dijo José Luis Merino, uno de los líderes históricos del FMLN.
Desde una posición crítica y autocritica, Merino, también conocido como Comandante Ramiro Vázquez, afirmó que cuando llegaron al Gobierno “debimos habernos rebelados contra ser monigotes del FMI (Fondo Monetario Internacional) y el Banco Mundial en la administración del sistema, para la burguesía y para la oligarquía”.
Fuimos más honrados en manejar los impuestos públicos, pero incapaces, subrayó, de tocarle un pelo a la oligarquía instalada en este país cuando la gente “esperaba que lo hiciéramos porque en nuestro periodo de fuerza política alzada en armas éramos irreverentes, rebeldes, implacables contra la injusticia y no lo hicimos ya estando en el Gobierno”.
Cuando uno revisa la historia de este país, dijo el veterano dirigente partidista, esos dos gobiernos, a pesar de que puede haber “picaros” que metieron las manos en los recursos del Estado, fueron de los más honrados de la historia nacional.
De una manera contundente nosotros los sostenemos así, y el presidente, Salvador Sánchez Cerén, muy honrado, que pudo tener otras debilidades, es un hombre que salió de la presidencia como entró, pobre, señaló en réplica a los ataques que sufren los dirigentes del FMLN y que provienen de indicaciones de la embajada de Estados Unidos, dijo.
La demolición del FMLN que “hacen los gringos, la derecha salvadoreña y hoy el Gobierno, incluye la destrucción de la imagen de los líderes del partido», algo que viene desde la época de la embajadora estadounidense, Jean Manes.
En otra parte de sus valoraciones Merino sostuvo que el único partido que realmente piensa en el pueblo es el FMLN. “Los demás aprovechan coyunturas, donde le dicen y le mienten a la gente, y en la actualidad más, cuando hay un presidente, un equipo de gobierno con una gran capacidad de comunicación” que es capaz de hacer que veamos verde lo que es azul o lo que es blanco.
También Jaime Guevara, jefe de bancada del partido rojo en la Asamblea Legislativa, estimó que luego de 31 años de finalizado el conflicto bélico que provocó luto, dolor y destrucción, no fue posible lograr la transformación a la que aspiraban del país y sus habitantes.
Las víctimas que entregaron a sus hijos a ese proceso revolucionario armado aun sueñan en ver una patria más justa y una sociedad más justa. Miles de combatientes y veteranos sueñan con ver un país mejor, aseveró, algo que tampoco se visualiza con el actual Gobierno.
Igual posición comparte Dina Argueta, también diputada del mayor partido de izquierda en El Salvador, quien valoró no se eliminaron las causas que dieron lugar a la guerra, las cuales, incluso, afirmó, el actual gobierno debe asumir y eliminar, en vez de profundizar, según señalan sus críticos.
“Las causas del conflicto armado en este país están presentes ahora. Los problemas siguen estando ahí. Alguien está ahora en el Gobierno y le toca asumir la tarea”, dijo.
En este proceso de autocrítica y crítica a lo mal hecho, como dejar de divulgar los logros de los dos gobiernos del FMLN por considerarlo un despilfarro, Merino tiene esperanza que puedan elegir “una persona que sea capaz de portar nuestros sueños de luchadores por la democracia, por mejorar las condiciones de la gente y antiimperialistas”.
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