En declaraciones vía correo electrónico, el autor de obras como Luna de ciegos, Los ladrones nocturnos y Cartas desde el sueño indicó a Prensa Latina que su agenda incluye un conversatorio sobre el poeta y pintor mexicano-cubano Fayad Jamís.
Su programa en la cita literaria comprenderá, además, una charla con la notable escritora, narradora y crítica Alejandra Jaramillo y la presentación de su libro de poemas en prosa, recientemente publicado en la isla, No es prudente recibir caballos de madera de parte de un griego.
A su juicio, la selección de Colombia como país invitado a este evento “nos ayuda a encontrar las llaves del mundo, frase ya señalada por el apóstol cubano José Martí”, en el acierto de que la “palabra abre las puertas de naciones cercanas”.
Roca celebra que, pese a la persistencia de la guerra, ese país suramericano “no ha perdido del todo su norte creativo”, ello simboliza resistencia en muchos ámbitos, sobre todo, la cultura; y desde su primer viaje a Cuba “no me sentí llegando sino regresando”.
El literato mereció, entre numerosos lauros, un Premio Casa de las Américas en 2007 por su Cantar de lejanía. Antología personal, reflejo de esa confluencia identitaria aportada desde sus tres raíces geográficas México, Francia y Colombia.
“En el primero viví una buena parte de mi infancia, y ya sabemos, al decir de Rilke, que la única patria del hombre es la infancia. De México la poesía nahuatl, y los poemas en prosa de José Revueltas o Julio Torri son hechos estéticos que me resultan memorables”, evocó.
De la tierra europea “no puedo olvidar el influjo de poetas que son algo más que franceses, como Rimbaud, Baudelaire, Cendrars o Apollinaire; lo mismo podría decir de Colombia a través de poetas como Aurelio Arturo, Fernando Charry Lara, Luis Vidales o Héctor Rojas Herazo”.
No obstante, muchos de sus textos proceden del entorno inmediato; los ritmos, atmósferas e historias; de los dibujos y desdibujos estampados en los muros de la cotidianidad y del ejercicio inagotable de imaginar o eso que en poesía constituye “el arte de crear imágenes”.
“La historia trágica de mi país y un asomarme a sus pliegues secretos, también resultan un permanente dictado para atrapar en el poema”, sentenció el hacedor de títulos como País secreto, Ciudadano de la noche, Pavana con el diablo, Monólogos y Memoria de encuentros.
De ahí que, resuma asimismo los aportes de sus coterráneos a la narrativa latinoamericana, incluso antes de Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, profundamente admirado en la mayor de las Antillas por su inmenso acervo.
Señaló, por ejemplo, obras como La Vorágine, de José Eustasio Rivera, y, en la poesía, la incidencia del reconocido modernista José Asunción Silva y sus «Gotas Amargas» fraguó obras cargadas de ironía, como después lo hicieran Luis C. López y Luis Vidales.
¿Qué rol simboliza el libro y la lectura en la transformación de las sociedades?
“Significa lo que para un piloto o la tripulación de un vuelo nocturno: un viaje que no puede determinar de antemano si será calmo o lleno de turbulencias. Puede simbolizar un pasaporte abierto a otros mundos y a otras sociedades”. Por ello, consideró, eventos como este representan una amplia opción para la divulgación de los volúmenes; así como, “desacraliza el tema teórico de la cultura y lo traslada a un ámbito social que me resulta, sin dudas, una parte integral de una diversa y generosa formación intelectual”.
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