Es uno de los emblemas del país ibérico, repiten dirigentes del gremio de médicos y personal de la salud, dirigentes sindicales y asociaciones de vecinos, en una batalla que tiene a las fuerzas políticas de derecha descolocadas.
Aunque ciertos medios de prensa locales y algunas personalidades apuntan directamente a los partidos de izquierda, las declaraciones ayer en las marchas en varias ciudades, entre ellas Madrid y Santiago de Compostela, insistían en el carácter humano y social de las demandas.
Sindicatos médicos de Aragón, Navarra o la Comunidad Valenciana mantienen esta semana reuniones con sus respectivas administraciones para conseguir mejoras, que de lograrse desconvocaría las huelgas en curso.
La lucha más peliaguda parece darse en Madrid, donde la presidenta de su Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, una carta de triunfo del opositor Partido Popular (PP) sigue aferrada a sus criterios y desvía la atención al tema electoral atizado por la izquierda.
Este lunes, tras una manifestación que los convocantes cifraron en un millón de personas y, sospechosamente, las autoridades de Madrid en 250 mil, entre la consejería de Sanidad y el comité de huelga no alcanzaron acuerdo, por lo que continúa el paro indefinido de médicos de familia y pediatras.
De momento, tampoco en Aragón y en Valencia se ve la luz al final del túnel. Algo similar a lo ocurrido la víspera en Santiago de Compostela, Galicia, donde la ciudad quedó prácticamente paralizada por el respaldo multitudinario a la marcha.
El secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), Unai Sordo, exigió que ‘al menos el 7,5 por ciento del PIB del país se dedique a reforzar la sanidad pública y de esa cifra, el 25% al menos tiene que ir directamente a la atención primaria’.
Madrid seguramente es el ejemplo más extremo de lo que supone la desinversión en sanidad pública, sentenció en diálogo con periodistas.
mem/ft