Este domingo, la ciudad de Ambato, a 150 kilómetros de Quito, deslumbró a nacionales y foráneos con su tradicional Desfile de Confraternidad, una mágica y colorida celebración en la que estudiantes de varios centros educativos vistieron llamativos disfraces para presentarse en comparsas, en las que interpretaron divertidos roles.
Las gigantescas carrozas, de hasta cinco metros, decoradas con frutas y flores naturales, cultivadas en esa ciudad de la sierra ecuatoriana, se convirtieron en el centro del desfile que duró alrededor de tres horas.
Esta fiesta, declarada en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador, se realiza desde 1951 como el símbolo más grande de resiliencia de los ambateños, quienes salieron adelante después del devastador terremoto que destruyó gran parte de la urbe en 1949.
Los organizadores de las FFF declararon a Prensa Latina que la preparación del desfile se realiza con meses de antelación y aproximadamente desde agosto comienzan a diseñar las carrozas y a escoger los números que formarán parte del espectáculo que este año estuvo conformado por mil 500 artistas locales y extranjeros.
Las festividades del carnaval ecuatoriano coinciden con la fiesta ancestral del Pawkar Raymi, término kichwa referido al florecimiento. De ahí que en Ambato, conocida como la ciudad jardín del Ecuador, recobrara tanta importancia la FFF.
El país sudamericano vive hoy otro día de desfiles tradicionales, conciertos y turismo, una combinación perfecta para que miles de personas se movilicen en busca de descanso y diversión.
El carnaval llega como un respiro para los ecuatorianos en medio de las tensiones políticas que rodean al gobierno por escándalos de corrupción y narcotráfico, donde muchos llaman a la renuncia del presidente Guillermo Lasso.
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