Fue la llamada de su madre al coordinador del grupo Puentes de Amor, Carlos Lazo, la que conmovió corazones y movilizó la ayuda, para poder trasladar a Echeverría desde Texas, en Estados Unidos, donde sufrió un grave accidente que casi le cuesta la vida.
Desde hace como 20 días recibí la petición de una madre, una anciana campesina que me dice tiene un problema y me explica que sus tres hijos se fueron de la isla hace aproximadamente ocho meses, contó Lazo a Prensa Latina.
«Puentes de amor está en el imaginario del pueblo y a veces piensan que podemos hacer más de lo que está a nuestro alcance, porque la gente ve una esperanza, un grupo de cubanos emigrados, una gente que está luchando contra el bloqueo económico de Washington», explicó.
La señora, precisó Lazo, le relató que sus muchachos, después de cinco meses de estar en territorio estadounidense haciendo diversas labores, porque todavía no contaban con permiso de trabajo, uno de ellos salió a una fiesta en el campo y mientras le hacía una videollamada cayó por un despeñadero.
El accidente fue brutal: la moto en la que viajaba quedó sobre él y fue necesaria la intervención de fuerzas especializadas y un helicóptero para sacarlo del lugar donde quedó su cuerpo destrozado.
La vida de Ernudis Echeverría pendía de un hilo, el trauma craneal era importante y para salvarlo los médicos realizaron cirugías de emergencia, además de que tenía múltiples fracturas en los brazos y las piernas.
«Estuvo tres meses en estado de coma», dijo Lazo y añadió que tras ese tiempo conectado y respirando a través de equipos, el personal sanitario consideró que no había más que hacer y lo daban por muerto.
Sus dos hermanos no tenían permiso de trabajo ni nada que garantizara otro tipo de atención, apuntó, de modo que llamaron a la madre en Cuba para tomar la dura decisión de desconectarlo, algo a lo que todos se negaron.
Sin embargo, contrario al criterio médico, Ernudis Echeverría logró respirar por sí mismo, aunque su condición era todavía muy delicada, pues dependía entre otras cosas, de una vía para alimentarlo de manera directa.
«Sin seguro médico ni nada de eso, los médicos americanos lo atendieron bien, pero lo mandaron para su casa porque ahí no había nada más que hacer», comentó el coordinador de Puentes de Amor.
Fue entonces que ese grupo entró en acción, pues luego de pasar dos meses en casa de sus hermanos, quienes se turnaban para cuidarlo mientras realizaban trabajos ocasionales para sobrevivir, la madre pidió ayuda para traerlo de vuelta a casa.
«La historia me conmovió, esto es la vida: uno piensa que va a un sueño, una ilusión, y a veces eso no se ve, eso no es lo que sale en las postalitas, pero la ilusión y el sueño se pueden convertir en una pesadilla», aseguró a Prensa Latina.
Lazo agregó que los tres jóvenes emigraron de forma ilegal, por vía marítima, con el deseo de buscar un futuro mejor y ayudar a su familia. Vienen de un país bloqueado, acotó, y trabajan en cualquier cosa para buscarse 20 o 30 pesos.
«Uno no sabe a veces lo que tiene hasta que no lo pierde, y el sueño que ellos tenían, como muchos, de progresar, de ayudar a su familia, se les convirtió en una pesadilla».
MANOS SOLIDARIAS
La madre nos pidió ayuda, dijo que si su muchacho se iba a morir, que estuviera a su lado para ella cuidarlo; con esa idea llamamos a la embajada cubana en Washington.
«La embajadora, Lianys Torres, es una persona con una gran sensibilidad humana y de inmediato afirmó que ayudarían en todo lo que fuera. El muchacho no tenía pasaporte ni nada, tampoco dinero y en tiempo récord la embajada hizo la verificación del nombre y mandó a crear un documento especial para estos casos», contó Lazo.
No preguntaron cómo había salido del país ni nada de eso, simplemente se dispusieron a ayudar, señaló.
Vencida esa parte, Puentes de Amor tenía el reto de trasladar al joven desde Texas hasta la Florida, Miami específicamente, donde estaban en mejores condiciones de conseguir una aerolínea que pudiera traerlo a Cuba.
Para entonces ya habían hablado con una persona, una aerolínea de chárteres muy solidaria, que aseguró ayudaría a regresarlo a la isla, solo faltaba transportarlo hasta Miami.
«Se ofrecieron dos «puenteros» para ir a buscarlo a Texas y traerlo, llamé a otros que podían ayudar con dinero para alquilar un vehículo y fuimos para allá, cuatro mil y pico de kilómetros ida y vuelta», puntualizó Lazo.
Ernudis Echeverría llegó a Miami el domingo 19 en la noche y el lunes voló rumbo a su país junto al coordinador de Puentes de Amor y Elena Freire, de la Coalición Alianza Martiana y «una persona muy solidaria».
«Yo quería venir con una madre, con la bendición de una madre cubana», expresó Lazo, para quien esta historia ha sido lección de vida.
En Cuba los estaban esperando la ambulancia y los médicos, llevaron al joven al hospital Hermanos Ameijeiras, donde cirujanos, especialistas en medicina interna, gastroenterología, oftalmología, nutrición y cirugía evaluaron su condición.
Aunque los daños cerebrales son severos, una primera impresión de los expertos apunta a que la rehabilitación podría ayudar a una mejor calidad del estado del paciente, mas los próximos días serán cruciales en su tratamiento.
«Esta historia tiene muchas aristas: de cómo la vida puede cambiar, de la solidaridad de los cubanos emigrados, de la actuación de nuestra embajada y el Ministerio de Relaciones Exteriores, que enseguida estuvieron dispuestos a traerlo sin preguntar nada, solo que hay una madre cubana en necesidad y hay que resolver esto», consideró Lazo.
«Ahora que sea lo que Dios quiera, y por lo menos el amor, la atención del personal de salud cubano, que quizás no tendrán todos los recursos por la situación que hay de bloqueo, pero sí tienen todo el amor, eso lo va a tener», agregó.
Allá él ya estaba desahuciado, no le habían hecho ni una terapia, no tienen seguro médico, no tienen nada, enfatizó y reiteró que, sea lo que sea, va a estar al lado de su madre, «eso nos da mucha satisfacción».
«Creo que si Puentes de Amor hubiera existido solamente para esto, ya valió la pena».
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