La iniciativa “Salvemos a los bosques de las forestales” pide al Estado tomar medidas urgentes frente a las industrias que exterminan la naturaleza y contaminan los suelos y las aguas, además de favorecer la propagación de las llamas. Los siniestros de este mes de febrero en el centro-sur del país ocasionaron 25 muertes, cerca de dos mil heridos y lesionados, unas dos mil viviendas destruidas y más de siete mil damnificados.
Expertos consultados por Prensa Latina atribuyen la voracidad del fuego al aumento de las temperaturas, la prolongada y sequía y, sobre todo, a la industria forestal que devastó bosques nativos y sembró más de seis millones de hectáreas de plantaciones exóticas de pino y eucalipto, altamente inflamables.
Esta situación llevó a la Red de Superación del Modelo Forestal a iniciar una campaña que incluya el establecimiento de regulaciones a las compañías madereras para prevenir nuevos desastres ecológicos y sociales.
“Todos queremos vivir en un país libre de contaminación y que cuida su naturaleza, donde podamos ver nuestros bosques, sus animales y tener buena calidad de vida. Por eso este modelo que tanto daño ha causado tiene que parar”, advirtió la organización.
La red aboga por establecer impuestos territoriales a las forestales, transformar una parte de sus terrenos en zonas destinadas a la agricultura ecológica, familiar, campesina y de conservación, y avanzar en el diseño de políticas públicas acordes a esta realidad.
De acuerdo con las autoridades, en las regiones de La Araucanía, Biobío y Ñuble, las más afectadas por los incendios, el 56 por ciento de la superficie dañada corresponde a plantaciones forestales, 12 al bosque nativo y 17 a terrenos agrícolas.
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