Tras el accidente del tren operado la compañía ferroviaria Norfolk Southern el pasado 3 de febrero, Buttigieg recibió fuertes presiones y críticas por la demora en visitar la comunidad y a principios de esta semana declaró a los periodistas que iría a East Palestine (Palestina Oriental) «cuando sea el momento adecuado».
Al parecer, ahora es la ocasión oportuna ya que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) dijo que el lugar del incidente “está saliendo de la fase de respuesta de emergencia y pasando a la fase de reparación a largo plazo».
Su visita coincide también con la publicación por parte de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de sus conclusiones de la investigación sobre la causa del descarrilamiento.
«La Agencia de Protección Ambiental está dirigiendo la respuesta federal para exigir responsabilidades a Norfolk Southern y obligar a la empresa a limpiar su desastre. Así es como funciona la respuesta a un vertido químico”, señaló.
El malestar en la pequeña urbe cercana a la frontera entre Ohio y Pensilvania ha ido en aumento, tanto contra Norfolk Southern por el descarrilamiento en sí como contra el gobierno por su respuesta, destacó el diario The Hill.
De los 150 vagones del tren, unos 50 se salieron de las vías y algunos de los cuales trasladaban cloruro de vinilo, un gas altamente inflamable considerado un potente cancerígeno.
Más de dos mil residentes del área fueron evacuados tras la orden de liberación de las sustancias químicas que trasladaba para evitar una explosión de peores consecuencias.
Tal procedimiento provocó un gran incendio y una columna de humo que, pese a los intentos por calmar a los pobladores, desató el pánico allí ante los temores por el riesgo para la salud pública.
El Departamento de Recursos Naturales de Ohio calcula que a causa de este incidente murieron más de tres mil 500 peces de las vías fluviales circundantes, así como gallinas en varias granjas de la zona.
Por su parte, pobladores de Palestina Oriental notificaron síntomas como náuseas, dolores de garganta, ardor en los ojos y dificultades respiratorias.
El accidente, silenciado en un inicio por la prensa y el gobierno federal, poco a poco captó aquí la atención de la opinión pública.
Hasta el momento el presidente Joe Biden no ha ido al área afectada, pero sí viajó a Ucrania esta semana a ofrecer más millones de dólares en ayuda, le critican ambientalistas, pobladores de East Palestine y adversarios políticos.
mem/dfm