Por Adis Marlén Morera
Redacción de Economía
De acuerdo con la directora regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, Claudia Coenjaerts, en el escenario económico actual el problema más apremiante es la calidad de los puestos de trabajo y los insuficientes ingresos totales generados.
Ello demanda la implementación y el fortalecimiento de diferentes políticas que contribuyan con la estabilidad de los ingresos laborales en el área, acota la OIT regional.
Coenjaerts pronosticó que el escaso dinamismo de la economía en América Latina para 2023 afectará negativamente la generación de nuevos puestos laborales y como consecuencia la desocupación registrará variaciones entre el 7,2 y 7,5 por ciento.
Un reciente informe de la OIT explica que más allá de los promedios regionales es importante considerar las particularidades de cada nación.
En nueve de 15 países la tasa de ocupación en el tercer trimestre de 2022 era inferior a igual período de 2019, y en solo dos naciones la tasa de participación superó los niveles registrados en 2019.
Argentina avanzó desde 59,2 por ciento hasta 60,3 y Bolivia creció de 69,3 a 73,7 por ciento, mientras en Jamaica la participación cayó de 65,2 a 64,7 por ciento, y en Trinidad y Tobago desde 57,3 y 55,2 por ciento, datos que ilustran la heterogeneidad existente en la región.
Según el análisis, la región está afectada por la unión de múltiples crisis a nivel global, al tiempo que afronta la perspectiva de un bajo crecimiento económico, las secuelas de una elevada inflación, el limitado espacio fiscal y los altos niveles de endeudamiento.
Problemas que persistirán en la calidad de los trabajos pese a la contracción en la tasa de desempleo -a 7,2 por ciento- en 2022, un dato positivo sobre todo luego de la crisis de grandes proporciones que provocó la contingencia sanitaria.
Sobra la baja tasa de desocupación, el texto indica que logró recuperar al cierre del tercer trimestre de 2022 los niveles previos a la pandemia.
No obstante, la alta funcionaria alertó que los avances en materia laboral podrían detenerse durante el presente año.
INFORMALIDAD LABORAL, UN FACTOR DAÑINO
Desde mediados de 2020, la recuperación de los puestos de trabajo estuvo afectada por el incremento de la informalidad laboral, que representó entre el 40 y 80 por ciento de los empleos generados.
Los países que registraron mayores afectaciones fueron Bolivia con un 80 por ciento, y Perú y Ecuador aproximadamente con un 70 por ciento cada uno.
El estudio arroja que actualmente una de cada dos personas trabaja en la informalidad, rodeados de un clima inestable que suele acompañarse de bajos ingresos y sin protección social.
Según estimaciones de la OIT, los empleados informales tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres que los trabajadores formales, situándolos en un rango entre el 70 y 90 por ciento de la pobreza laboral total.
En opinión de la economista laboral de la Oficina Regional de la OIT, Roxana Maurizio, el impacto de la informalidad unido a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, es vital para entender porqué se debe prestar atención al fenómeno del trabajador pobre.
Maurizio explicó, además, que son necesarias las políticas de sostenimiento y creación de más y mejores empleos, fundamentalmente los formales, para afrontar la situación de pobreza de los trabajadores en la región.
JUSTICIA SOCIAL, UNA DOSIS DE SALVACIÓN
Un factor clave para garantizar sociedades justas y pacíficas son las necesarias dosis de justicia social a nivel global, indicó el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
A propósito de conmemorarse el pasado 20 de febrero el Día Mundial de la Justicia Social, Houngbo pronosticó que el crecimiento del empleo en el orbe para este año será solo del 1,0 por ciento, cifra inferior al nivel alcanzado en 2022.
Subrayó también la necesidad de fomentar la alianza para contribuir a la reducción y prevención de las desigualdades. En su opinión, nadie debe quedar rezagado en medio de la crisis, existen razones para tener esperanza si todos los actores se unen para lograr la justicia social.
En este contexto, el alto funcionario anunció las pretensiones del organismo internacional de lanzar en 2023 una coalición mundial por la justicia social que garantice la promoción y acceso al trabajo decente, el derecho laboral, y la protección y el diálogo social.
En medio de un panorama marcado por las múltiples crisis mundiales y las desigualdades en materia laboral, se torna imprescindible la búsqueda de la justicia social como elemento de salvación que garantice el progreso humano en todas las regiones del orbe, y de manera especial en América Latina y el Caribe.
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