Así trascendió este lunes a través del Gobierno de Aragón, noreste de España, que aspira a ganar el pulso de un género que se cultiva con el mismo fervor en Valencia, León, Navarra, La Rioja, Cantabria, Asturias, Galicia, Extremadura, País Vasco, Andalucía, Murcia, Canarias, y las conocidas como jotas manchega, castellana y catalana.
De acuerdo con Europa Press, la consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales, Mayte Pérez, asistió al concierto Viva la Jota, que promociona el deseo de convertir a este folclore como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
Es un gusto ver cómo la sociedad aragonesa y todas las entidades que trabajan por la Jota y la música se esfuerzan para conseguir alcanzar el clamor de que sea Patrimonio de la Humanidad, comentó Pérez.
La coordinación del expediente está a cargo del Ministerio de Cultura y Deporte de España, que adelanta el proceso con la propuesta de Aragón por contar con el apoyo de 15 Comunidades Autónomas, una que no se ha sumado, País Vasco, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Una reunión en octubre último del Consejo del Patrimonio Histórico, dio luz verde al informe de Manifestación Representativa de la Jota como Patrimonio Cultural Inmaterial y ratificaron su apuesta como candidata de España hacia la venidera cita de la Unesco.
Aunque a priori parece fortalecido el consenso, dependerá mucho de la unidad española como país ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Una copla popular es tal vez la más representativa de la realidad de la Jota en España:
La jota nació en Valencia
y de allí vino a Aragón;
Calatayud fue su cuna,
a la orilla del Jalón.
El género fue cultivado por autores tan relevantes como los franceses Ravel y Massenet, el austrohúngaro Liszt, el ruso Glinka y el cubano José White.
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