De acuerdo con la vulcanóloga del IG Patricia Mothes se trata de un número inusual de sismos, pues hasta antes de octubre el volcán producía unos 650 movimientos telúricos por mes, un incremento del 146 por ciento respecto a lo habitual.
«Hay días de relativa calma, que rápidamente pasan a períodos de intensa actividad, lo que causa gran preocupación entre los especialista del IG», explicó Mothes.
Las cifras del Instituto Geofísico muestran que el volcán ha emitido un promedio de dos mil toneladas diarias de gases desde octubre de 2022, una cifra considerada como normal para el proceso eruptivo que vive el coloso.
Sin embargo, los equipos de monitoreo han planteado tres posibles escenarios frente a la situación que impone el coloso.
El primero, según Mothes, sería que el volcán continúe emitiendo ceniza y gases como lo ha hecho desde octubre de 2022.
Un segundo escenario -agregó- tiene que ver con un aumento significativo de la actividad sísmica, acompañada de una mayor cantidad de ceniza y de flujos piroclásticos.
Y el último, y menos probable -aclaró Mothes- es una erupción de gran escala que cause severos daños.
Más de tres millones de personas resultarían afectadas por una erupción del Cotopaxi, según el Servicio Nacional de Riesgos del país sudamericano.
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