Aunque la sinopsis de esta entrega alude a una narrativa centrada en las ansias de Pádraic de recuperar a su amigo Colm, el metraje se nutre de un amasijo de ramas temáticas, en las cuales las historias se entrelazan mientras el horizonte deviene paisaje apocalíptico de un territorio en guerra.
La trama ambientada durante el epílogo de la Guerra civil irlandesa (1923) toma como hilo conductor esa amargura que se apodera de un aldeano sencillo y humilde cuando su mejor amigo se niega a compartir con él y le da la espalda para siempre.
Además, presenta la emancipación de una mujer abrumada por la monotonía, un policía pedófilo, la anciana parca y una isla triste, detenida en el tiempo, que sirve de escenario para el guion de McDonagh, cuya producción registra nueve nominaciones a la estatuilla.
Los apartados de mejor película, dirección y guion acogen las Banshees del cineasta, cuyo estilo exhibe una marcada inclinación a la crueldad, como una intuición de la barbarie, según lo calificó la historiadora de arte y profesora cubana Berta Carricarte.
El filme, «sorprendente e impecable, desde todo punto de vista» -según la crítica especializada-, mantiene el relato principal sin atajos cronológicos, al tiempo que aprovecha los recursos expresivos de la música desde el inicio, marcado por la pieza folclórica búlgara Ponegnala E Todora.
Asimismo, la fotografía hace las delicias del audiovisual al exhibir de manera magistral la geografía y naturaleza de la isla, en tanto el actor Collin Farrell se ajusta como anillo al dedo en la piel del protagonista, Pádriac, al punto de integrar también el elenco de nominados a los premios de la Academia de Hollywood.
La comedia negra y drama psicosocial, evoca la estupidez humana a través de situaciones hilarantes y otras macabras, inusuales, sorpresivas e incluso carentes de cordura, que logran ilustrar la magnitud de la relación entre esos amigos, que funcionaban como un matrimonio y terminaron en un divorcio complicado.
En ese sentido, es valido aclarar la existencia de alusiones homoeróticas en todo el filme, que a juicio de los expertos no es más que el recurso utilizado por el cineasta para reconocer el amor, la amistad y la fraternidad, más allá de una declaración de inclusividad.
De los nueve nominaciones al Oscar, la película registra también las candidaturas de los actores de reparto para Kerry Condon, Brendan Gleeson y Barry Keoghan, la banda sonora de Carter Burwell, así como el montaje de Mikkel E. G. Nielsen.
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