En la capital del país, las féminas salieron desde el mediodía de dos puntos principales, la Columna de Independencia El Ángel y el Monumento a la Revolución, aunque otras llegaron desde el sur después de concentrarse en diversos lugares.
Se sabía que las encapuchadas, totalmente de negro, volverían a cometer actos de violencia por lo que desde el día de ayer establecimientos, monumentos y lugares emblemáticos de la ciudad fueron protegidos con vallas de metal altas y soldadas las planchas entre sí para evitar destrozos.
Las policías femeninas, conocidas aquí como Atenas, decomisaron sopletes, cocteles molotov, martillos, mandarrias, tubos de hierro y otros artefactos contundentes, así como spray de colores y gases, instrumentos de las que siempre van armadas.
No obstante su irrefrenable violencia, los contingentes de mujeres, con prendas moradas y rosadas, mantuvieron su marcha y se concentraron en el zócalo para gritar sus consignas, exigir que se pare el feminicidio y que la igualdad sea una realidad y no parte del discurso político formal.
Mientras un nutrido grupo de encapuchadas evidentemente entrenadas escalaron las planchas de metal que protegían el Palacio Nacional, e incluso lograron desoldar la unión de la cúpula de una de las planchas de metal y lanzar por el boquete abierto todo tipo de artefactos a las policías que estaban detrás de la valla, las pacifistas las criticaban y acusaban de boicotear la manifestación.
Sin embargo, las Atenas no salieron a enfrentarlas y se limitaron a usar pistolas de humo para alejarlas, pero las de negro las repelían y les lanzaban pinturas, gases, y daban duros golpes a sus escudos protectores.
Las manifestantes, por su parte, intentaban no dejarse tomar su espacio por las violentas ni desnaturalizar una hermosa expresión en defensa de sus derechos, exigiendo la igualdad real y no ficticia en todos los aspectos de la vida y no solamente en el trabajo o el salario que todavía sigue beneficiando a los hombres.
Aunque empezó con pocas mujeres, a medida de que el sol fue aflojando y el ambiente se hizo más respirable, la marcha fue creciendo y el zócalo llenándose por sus cuatro costados hasta considerarse como una de las más notorias entre las que se han realizado en México por esta efeméride.
La marcha la encabezaron madres de familia cuyas hijas fueron víctimas de feminicidio, seguidas de las que acudieron con sus niños y detrás de ellas los demás contingentes feministas, para después continuar con los grupos mixtos, sindicales y de organizaciones sociales, todo en perfecto orden, salvo las encapuchadas.
Con cánticos, pancartas, gritos y consignas las mujeres con niños reiteraban que “criando también se está luchando”.
Por la mañana, antes de la marcha, el gobierno rindió homenaje oficial a las mujeres por su día con un acto en el Patio de Honor del Palacio en el que hablaron la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, y el presidente Andrés Manuel López Obrador.
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