“Ni una menos, vivas nos queremos” se escuchaba una y otra vez en la movilización de este Día Internacional de la Mujer, que partió desde la Universidad Central del Ecuador, pasó por la sede del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, por la Asamblea Nacional y llegó al parque El Arbolito.
A los colectivos feministas se unieron representantes del movimiento indígena y de sindicatos, muchas de ellas con pañuelos violetas, color convertido en símbolo internacional de la lucha y la resistencia de las mujeres.
Entre las participantes en la movilización estuvo Elizabeth Otavalo, madre de María Belén Bernal, una de las 323 víctimas de femicidios reportados en 2022 en Ecuador, un caso que estremeció al país, pues el asesino fue su esposo, el expolicía Germán Cáceres.
Además de reclamar presupuesto para políticas públicas que permitan reducir la violencia, entre las demandas figuró contar con trabajo digno, reducir las brechas salariales y el acceso integral al aborto seguro.
Las manifestantes coincidieron en que el Ejecutivo debe atender mejor las distintas problemáticas que atraviesan a las mujeres.
Con esas mismas reivindicaciones también salieron a las calles en ciudades como Guayaquil y Cuenca.
Esas marchas, en las que también participaron hombres y niños, no contaron con resguardo policial por determinación del Gobierno, se desarrolló sin incidentes, algo que celebró en su cuenta de Twitter el presidente Guillermo Lasso.
Esta conmemoración del 8 de marzo tiene lugar en un contexto político complicado para el mandatario, quien recibe críticas de diversos sectores por la violencia, inseguridad, abandono social y, sumando a eso, las acusaciones de presunta corrupción y vínculos de su administración con el narcotráfico.
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