Una evidencia de la fantasía convertida en realidad puede encontrarse en la Rainbow Village, un barrio con pocas casas y media docena de edificios interconectados, que se salvó de la destrucción por el arte urbano y el talento de sus creadores.
El conjunto de viviendas deviene evocación de un cuento de hadas o las fábulas de los traviesos duendes, tanto por el tamaño de los inmuebles (pequeños), como por la amplia gama de matices en paredes, puertas, ventanas, techos e incluso el suelo.
Formas humanoides y de animales emergen en cada rincón, al tiempo que recuerdan los trazos de las culturas originarias de la isla, aunque el artífice de las obras, Huang Yong-Fu, nació siglos después, en 1924.
El excombatiente decidió pintar su casa y los espacios aledaños en 2010 en un intento por preservar el lugar ante los planes gubernamentales de demoler este tipo de aldeas. Así, su idea se extendió y enamoró a todo el vecindario.
Rainbow Village es una muestra del estilo creativo del centenario artista, cuya obra fue catalogada como surrealista por los elementos de humor, la infancia y el amor, además de articular motivos relacionados con la fauna local.
Considerada una de las mayores atracciones de Taichung, la villa, ubicada al oeste del centro de la ciudad, poco a poco alcanzó las miradas de turistas hasta que ganó protagonismo en las rutas de viaje con más de un millón de visitantes por año.
La cifra, tal vez, sea superior en 2023, gracias a la llegada de forasteros en medio del V Clásico Mundial, pues tomar un taxi hacia el distrito de Nantun resulta una tarea bastante sencilla y el recorrido no entorpece las rutas establecidas para disfrutar los partidos de béisbol y el arte taiwanés.
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