Según la información de la Cancillería rusa, se tomó la decisión de poner en la lista de exclusión a los ministros, parlamentarios, figuras públicas, periodistas más hostiles de las tres naciones bálticas, otrora integrantes de la Unión Soviética.
Este paso se tomó como respuesta al cabildeo activo de Letonia, Lituania y Estonia a favor de sanciones y otras medidas contra Rusia, la interferencia en nuestros asuntos internos, y la incitación a sentimientos rusofóbicos, precisó el ente de Exteriores.
La Cancillería rusa indicó que «estos 144 ciudadanos incluidos en la lista también están involucrados en la bárbara campaña lanzada por las autoridades de estos Estados para la demolición masiva de monumentos a los soldados-libertadores soviéticos.
E igualmente esas personas están implicadas en la persecución de la población de habla rusa, la reescritura de la historia, la glorificación del nazismo y la línea criminal en curso para escalar el conflicto ucraniano e inflar el régimen de Kiev con armas, puntualiza el comunicado.
La delegación permanente de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) señaló que la «guerra contra los monumentos» adquirió proporciones alarmantes en los países de la Unión Europea, incluidos los estados bálticos.
Moscú subrayó que esta «política bárbara» pretende reescribir la historia para adaptarla a las conveniencias políticas.
En este sentido, la representación rusa hizo un llamamiento a la Unesco para que deje de ocuparse sólo «selectivamente de los monumentos por motivos políticos».
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