Los ancianos son especialmente vulnerables, lo que significa que el empeoramiento de este tipo de contaminación con el cambio climático y el rápido envejecimiento de la población mundial pueden producir mayores riesgos para sufrir estas dolencias en el futuro.
La contaminación por ozono daña el corazón y los vasos sanguíneos, pero las pruebas sobre su influencia en el riesgo de enfermedades cardiovasculares son limitadas y no concluyentes, aclaran los expertos en la publicación aparecida en el European Heart Journal.
El ozono es un gas y el principal contaminante atmosférico del smog fotoquímico, puntualizaron los especialistas.
Aclaran estos que, no guarda relación alguna con la capa de ozono, que absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta del sol.
La contaminación por ozono se forma cuando otros contaminantes reaccionan en presencia de la luz solar.
En este fenómeno actúan compuestos orgánicos volátiles y «los óxidos de nitrógeno que emiten los vehículos de motor, las centrales eléctricas, las calderas industriales, las refinerías, las plantas químicas y las instalaciones de combustión de biomasa y combustibles fósiles».
Los científicos consideraron que se pueden evitar un número considerable de ingresos hospitalarios por enfermedades cardiovasculares si bajaran los niveles de este tipo de contaminación.
«La estrecha relación entre el cambio climático y la calidad del aire significa que la reducción de las emisiones a largo plazo para hacer frente al calentamiento global desempeñará un papel fundamental en la reducción de la contaminación por ozono y en la mejora del aire que respiramos», concluyeron los expertos de la Sociedad Europea de Cardiología.
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