Según el IG, las unidades docentes están ubicadas en las ciudades de Latacunga y Salcedo y en ellas estudian 15 mil niños y adolescentes.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR)en el país sudamericano reveló que todas las unidades educativas cuentan con planes de contingencia o Plan Institucional de Reducción de Riesgos (PIRR).
Cada uno, según la SNGR, señalan las rutas de evacuación y las zonas seguras a donde deben dirigirse los educandos.
Asimismo, el Ministerio de Educación ecuatoriano entregó kits volcánicos, compuestos por un par de gafas, corra y mascarilla, para protegerse de la ceniza.
Según los especialistas del IG, la más reciente actividad volcánica comenzó la noche del 21 de octubre de 2022, cuando registraron un tremor o terremoto causado por el movimiento del magma en el coloso, pero su reactivación inició en 2015, tras haber estado apagado 146 años.
El IG del país andino advirtió que el mayor riesgo del Cotopaxi es que la lava ardiente derrita el glaciar formando lahares violentos y sus cálculos apuntan a que en media hora estarían en Latacunga y en una hora en Quito.
Unos 3,6 millones de personas en las provincias de Cotopaxi, Pichincha, Napo y Tungurahua podrían estar en riesgo ante una eventual erupción.
Sin embargo, unas 700 mil en el Valle de los Chillos; en Latacunga, en Mejía y en Rumiñahui podrían ser las más afectadas, señala el IG.
La Secretaría de Gestión de Riesgos informó también que en las últimas semanas han visitado las áreas sensibles del Cotopaxi, informando a la población de esa zona sobre los planes de contingencia, las rutas de evacuación y de los 152 albergues que se habilitarían si llegase a ocurrir la erupción.
De igual forma, en Quito han realizado simulacros, así como en localidades cercanas de Latacunga, capital de la provincia de Cotopaxi, ante una eventual y repentina explosión que provocase el descenso de grandes lahares.
El Cotopaxi, situado a 45 kilómetros al sur de Quito, es considerado uno de los volcanes más peligrosos del mundo debido a la frecuencia de sus erupciones, su estilo eruptivo y por la cantidad de poblaciones potencialmente expuestas a sus amenazas.
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