En la declaración final del evento, celebrado en la capitalina Casa de las Américas, subrayaron que el bloqueo es una «política ilegal de asfixia económica impulsada y sostenida por Estados Unidos que alcanzó un nuevo nivel con la ofensiva del imperialismo digital».
Señalaron que las restricciones en el ciberespacio constituyen un freno al desarrollo individual y colectivo, a la conformación de la ciudadanía, a la participación integral del devenir humano.
Por ello, hicieron un llamado a medios de comunicación, organizaciones, gobiernos y empresas a sumarse a la condena al cerco económico y emprender acciones a favor de la nación caribeña.
Apuntaron que romper el bloqueo no solo es una necesidad para la mayor de las Antillas, sino para el derecho internacional, así como destacaron la solidaridad de la isla con otros países durante la pandemia de la Covid-19.
Los participantes del Coloquio se propusieron fortalecer las redes de comunicación de sus países y diseñar estrategias de intervención pública frente a la proliferación de campañas de desinformación y ataques a quienes militan en los movimientos populares de América Latina y el Caribe.
Acordaron además desarrollar un programa integral de investigación y formación política que permita comprender mejor la compleja situación que «atravesamos como etapa indispensable de nuestra lucha contra el imperialismo y la ambición de las grandes corporaciones informacionales».
Concluyeron que «en este momento de crisis casi terminal, el pueblo cubano encarna una promisoria bifurcación del modelo de civilización occidental donde anidan posibilidades de un futuro habitable para toda la humanidad».
Durante dos jornadas, el Coloquio convocó a 58 invitados extranjeros y un centenar de especialistas cubanos para debatir sobre discursos de odio, la desinformación y el bloqueo de Whashington a la isla en el escenario digital.
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