Cientos de desplazados internos encontraron refugio en Blantire (sur), la principal ciudad ciudad comercial del país, donde residen en condiciones precarias en espera de la ayuda oficial e internacional que llega a cuentagotas, según declaraciones de los damnificados.
Los acontecimientos apuntan a que el segundo azote del enimágtico ciclón fue más destructivo aún que el primero debido a que las portentosas lluvias acompañantes provocaron inundaciones y deslizamientos de barro que arrastraron decenas de personas, mientras los vientos destruyeron casas y cultivos.
Hasta el momento el número de damnificados es de más de 19 mil, según el reporte más actualizado de las autoridades.
El fenómenos climático, poseedor de manera extraoficial del récord de mayor longevidad, nació cerca de las costas de Australia a fines de febrero y en su tránsito por el océano Índico acumuló una fuerza aún por calcular con la que impactó las islas Reunión, Madagascar, Mozambique, así como zonas de Zimbabwe.
Sin embargo, ahí no terminó su historia pues fortalecido a su salida al océano Índico volcó de nuevo su furia sobre Mozambique y Malawi.
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