Las tenebrosas previsiones están contenidas en un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) difundido por la Escuela de Higiene y Enfermedades Tropicales de Londres divulgado este lunes en la capital de este país atormentado además por la insurgencia islamista.
La mitad de los fallecidos el año pasado fueron menores, certifica el reporte, cuyo pronóstico es pesimista pues asevera que “la actual crisis está lejos de terminar” y agrega que este es el sexto año consecutivo que Somalia, Etiopía y la vecina Kenya sufren los efectos de la falta de precipitaciones.
El fenómeno, consecuencia del cambio climático, es más grave aún debido al incremento de los precios de los alimentos en el mercado mundial, cuyo primer efecto es una hambruna, añade la comunicación.
La tendencia es a que la crisis se agrave, en particular la somalí que puede superar las 250 mil víctimas mortales que cobró la hambruna de 2011.
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