Décadas atrás era el temor de vivir en un régimen militar donde campeaban los llamados Escuadrones de la muerte y aparecían a diario en esquinas y placeres regueros de cadáveres, incluso algunos dicen que existían plantas procesadoras de cárnicos que en el día cortaban reses y en la noche cuerpos humanos.
Después llegaron las pandillas que sembraron el terror y dejaron cerca de 120 mil muertos o desaparecidos en un intento de crear un régimen paralelo, según manifestaciones del ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro.
Pero, ahora, cuando el Gobierno pone cara a las maras o pandillas, un informe que publica el diario El Mundo señaló que el acoso es policial, y que el temor a ser perseguidos por las pandillas ahora se transformó en ser detenido por la Policía, según los vecinos de lugares visitados por reporteros de ese medio.
“Existe estigmatización, porque antes si es que eran los pandilleros, ahora son los policías y militares que nos golpean, nos acosan y nos registran, solo porque vivimos aquí”, aseguró Rocío García, habitante de la comunidad San José del Pino, en la localidad de Santa Tecla.
Afirmó que el miedo se ha trasladado a un “50/50”, es decir, por una parte a los pandilleros, por si quedan; y, la otra, a los agentes de seguridad, que valiéndose del régimen buscan intimidar, y realizar capturas de personas por su estilo de moda, que ella calificó como “injustas”.
Otra opinión sobre el problema fue de los vendedores del Mercado Central, en el centro de San Salvador, que afirman que ya no se ven «maras» en las calles y puestos, pero tienen miedo a los policías.
Una vendedora consultada dijo que antes no podían llevar a sus hijos a vender porque debían pedir permiso a los «mareros» de la zona, ahora no los pueden llevar porque la policía piensa que son «mareros» por estar en los puestos de venta.
Antes eran los pandilleros, ahora son los policías y militares que nos golpean, nos acosan y nos registran, solo porque vivimos aquí, apuntó la fuente citada por El Mundo.
Lo cierto es que hay temor. Es estar entre dos fuegos. Si hay pandilleros en las “sombras” corres el riesgo de si salen a la luz ser víctimas de ellos si hablas, por eso la gente mira temerosa hacia los lados antes de decir algo.
Por otra parte, algunos hablan con cautela de “El régimen”, pues también pueden ser detenidos y ocultan el malestar ante, por ejemplos, los arrestos injustificados de personas inocentes. Hay temor, hay miedo, sin embargo las medidas del gobierno abren una luz de esperanza pese a algunas críticas.
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