En entrevista exclusiva con Prensa Latina, sostuvo que no había otra alternativa después de que fueran rechazados todos los intentos de lograr un arreglo político a través, por ejemplo, de la implementación de los acuerdos de Minsk.
Además del conflicto en Ucrania, durante el diálogo el ministro comentó asuntos como el enfrentamiento a las sanciones de occidente, las relaciones con las naciones de África, Asia y América Latina, y en específico los vínculos con Cuba.
Prensa Latina: Ministro, a raíz de la operación militar especial en Ucrania, ¿cuáles han sido las direcciones principales de trabajo de la diplomacia rusa?
Serguei Lavrov: Las metas y objetivos de la operación militar especial fueron claramente definidos por el presidente ruso, Vladimir Putin, en su discurso de febrero del año pasado, y se mantienen sin cambios.
Ya no podíamos tolerar la línea de Occidente, que una vez más decidió elegir la teoría nazi y la práctica nazi para declarar la guerra, esta vez una guerra híbrida contra la Federación de Rusia.
La guerra está siendo librada por militares ucranianos por orden del régimen de Kiev. Pero como dicen los propios líderes ucranianos, si no hay un suministro continuo de más y más armas ofensivas a Ucrania, entonces Ucrania perderá.
Esta es una confesión muy característica. Significa solo una cosa, que Occidente es un participante directo en este conflicto.
Sin él, habría terminado hace mucho tiempo, habría permitido el fin de la guerra hace mucho tiempo, habría permitido eliminar las amenazas que se han cernido sobre toda la población rusa de habla rusa del país llamado Ucrania desde el principio del golpe de Estado de 2014.
En el país donde se prohibió la educación en ruso desde entonces, así como su uso incluso en la vida cotidiana, por no hablar del cierre de los medios de comunicación.
Y, por supuesto, este régimen fue utilizado por Occidente no solo para destruir todo lo ruso, que siempre ha existido a lo largo de la historia de esas tierras y ha existido en la Ucrania moderna.
También con el fin de crear amenazas directas a la seguridad de la Federación de Rusia con la creación bases militares y otras infraestructuras de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Ucrania.
No teníamos otra opción. Después de que todos nuestros intentos de lograr un arreglo político a través de la implementación de los acuerdos de Minsk, y luego, en diciembre de 2021, mediante la negociación de un acuerdo con los Estados Unidos y con la OTAN sobre garantías mutuas, equivalentes a la seguridad indivisible, fueron rechazados.
Por tanto, creo que todos aquellos que están más o menos interesados en lo que está pasando y que son más o menos objetivos, entienden perfectamente lo que está en juego. Y en nuestro caso, no tenemos nada que ocultar.
Luchamos por las condiciones de seguridad para nuestro país, que durante los últimos 30 años han sido consistentemente destruidas por Occidente, principalmente por los Estados Unidos, que ignoró todos los tratados en el campo de la estabilidad estratégica.
Y luchando en el contexto de la operación militar especial por el destino de esas personas, que el régimen de Kiev amenazó públicamente con destruir. Los declaró terroristas. Y protegemos el destino de estas personas, protegemos sus derechos, en total conformidad con la Carta de la ONU, con las convenciones internacionales.
Defendemos su derecho a determinar cómo quieren seguir viviendo en las tierras que fueron de sus antepasados durante siglos y siglos.
Tal autodeterminación, como saben, ya tuvo lugar en 2014 en Crimea y el año pasado en la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, en las regiones de Zaporozhie y Jersón. Así que esta es una realidad que nadie puede dejar de lado.
Prensa Latina: Rusia enfrenta una guerra económica a gran escala, pero en el propio Occidente parecen entender el fracaso de esa política de estrangulamiento y por eso quizás intentan presionar a otros países en América Latina, África y Asia para sumarse a esa política. ¿Qué nos puede comentar al respecto?
Serguei Lavrov: Esta política ha fallado, al igual que fracasa el plan de Occidente para debilitar drásticamente a Rusia e infligir una derrota estratégica en el campo de batalla.
Bueno, además de un número cada vez mayor de mercenarios occidentales que encuentran su fin en los campos de batalla de Ucrania.
Tiene razón, tres cuartas partes de todos los estados del mundo, principalmente Asia, América Latina, África, no se unieron a las sanciones. A ellos constantemente los chantajean, los amenazan, prometen dejar de financiar, crean problemas para obtener préstamos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
Por lo tanto, exigen que voten en la ONU y otras organizaciones internacionales en apoyo de la resolución que condena a la Federación de Rusia. Y está sucediendo. Pero sabemos mediante qué métodos sin escrúpulos, literalmente bandoleros, estos votos se obtienen muy a menudo. Lo sabemos muy bien.
Están chantajeando a todos con la presencia de cuentas bancarias en los Estados Unidos y el hecho de que los hijos de los embajadores de determinadas figuras estudian en Occidente.
A esto no se le puede decir diplomacia. Esto es puro chantaje por debajo del cinturón. No recuerdo esto ni siquiera durante la Guerra Fría.
Pero tres cuartas partes del planeta, un grupo de países que llamamos la mayoría mundial, que muchas veces no aprueban esos pasos, al votar, no se suman a las sanciones y no lo va a hacer.
Cada vez más naciones están comenzando a comprender que seguir el juego de Occidente, seguir ciegamente su estela, puede ser peligroso para ellos en un momento determinado.
Nadie sabe quién, el próximo año o dentro de un año, será reconocido por los estadounidenses como una amenaza, como objeto de ataque, de un aislamiento, cuyo castigo puede desempeñar un papel positivo en las elecciones presidenciales o en las elecciones legislativas intermedias.
En los estadounidenses, todo está atado a sus propios intereses egoístas. En este momento se llevó a cabo otra segunda cumbre por la democracia, que realizó el presidente Joe Biden. Pero el círculo de invitados es muy, muy indicativo. No se trata de ningún criterio claro.
Allí, el único criterio es la lealtad, no tanto a la democracia estadounidense, como la lealtad al actual Partido Demócrata de Estados Unidos.
En lo que respecta, en principio, a las sanciones, sí, por supuesto, estamos experimentando ciertas dificultades, pero las estamos superando, ante el asombro de quienes profetizaron el colapso de la economía rusa y el colapso del país.
Pero el presidente Putin más de una vez ha hecho una valoración detallada de los esfuerzos que está realizando el Gobierno y los resultados que, para sorpresa de muchos en Occidente, e incluso de algunos expertos en Rusia, se han conseguido. Además, nuestra diplomacia está creando activamente las condiciones para que estos esfuerzos sean lo más efectivos posible.
En particular, estamos participando en las negociaciones entre nuestros departamentos y sus socios extranjeros sobre la creación de mecanismos independientes de Occidente y la entrega de productos y su seguro de financiación.
Puedo decir, y debo decirlo, que en este trabajo nos inspiramos en el ejemplo de Cuba, que vive desde hace muchas décadas bajo las sanciones estadounidenses, absolutamente ilegales, que se mantienen en contra de la clara voluntad política expresada por la abrumadora mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas, con la excepción de tres o cuatro que no son independientes.
Y de año en año se confirma esta posición con total desprecio por los Estados Unidos.
Prensa Latina: Recientemente usted se pronunció en la reunión ministerial del grupo del G20, celebrada en Nueva Delhi sobre el fortalecimiento del mecanismo de integración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), ¿nos podría ampliar esa idea y también hablarnos de la perspectiva de colaboración de Rusia con Latinoamérica?
Serguei Lavrov: En cuanto al desarrollo CELAC y el fortalecimiento de los procesos de integración, simplemente comentamos lo que observamos, lo que están haciendo los propios países latinoamericanos del Caribe.
Saludamos el resurgimiento del espíritu de solidaridad regional en la Celac, luego de un período de calma, por así decirlo, y de un desinterés por su trabajo por parte de algunos países latinoamericanos.
Vuelve a ser una agrupación prioritaria, que ahora es considerada por todos los países de América Latina y el Caribe como una herramienta clave para promover sus intereses colectivos en la formación de un mundo multipolar.
Desde 2013, con la Celac existe un mecanismo de reuniones entre los ministros de Rusia y el cuarteto de la Celac, pero debido a las restricciones de la pandemia, no se ha realizado en los últimos años.
Ahora esperamos retomar esta práctica y sentimos interés mutuo, incluso del liderazgo de San Vicente y las Granadinas, que ahora preside el organismo regional. Estoy seguro de que esta es una asociación muy prometedora, especialmente ahora que han aparecido líderes que apuestan mucho por el fortalecimiento de la comunidad.
Desde el punto de vista de los intereses de América Latina y de cada país de la región, usted me recordó que el tema de la Celac se mencionó en un encuentro con periodistas al margen de la cumbre del G20.
Creo que la Celac como organización, en el caso de tener consenso, bien puede calificar para una participación permanente independiente en el grupo G20, en las mismas condiciones en las que ahora hemos invitado a la Unión Africana a esta asociación.
Me parece que esto reflejará los procesos de multipolaridad en esas discusiones que se desarrollan bajo los auspicios del G20.
Prensa Latina: Cuba y Rusia, sometidas por Estados Unidos a medidas punitivas unilaterales, mantienen una estrecha colaboración en varios ámbitos, ¿cómo ve la perspectiva del desarrollo de esos vínculos y de la cooperación estratégica establecida entre los dos países?
Serguei Lavrov: Sí, la naturaleza de nuestras relaciones se describe como una asociación estratégica. Pero esta es una caracterización muy seca. Son, por supuesto, más profundas, están enraizados en las relaciones humanas, en la simpatía entre nuestros pueblos. Y, por supuesto, se desarrollarán.
Después de todo, hemos estado cooperando durante muchas décadas, bajo esas mismas sanciones, en condiciones en las que intentaron de todas las formas posibles interferir en nuestras relaciones creando dificultades.
Así que ya hemos desarrollado mecanismos y habilidades para lograr resultados, a pesar de las medidas restrictivas que tome Occidente.
Y ahora, como dije, con todos nuestros amigos, con todos los socios, estamos desarrollando nuevos enfoques para crear cadenas de suministro, nuevos enfoques de financiamiento, de operaciones bancarias que de ninguna manera dependerán de los caprichos de Estados Unidos.
Por cierto, no solo los países del sur global del mundo quieren librarse mayoritariamente de estos caprichos, sino también algunos europeos.
Asimismo, entienden que están siendo utilizados, incluso dentro del sistema Swift. Los países europeos miran lo que les sucede a sus economías en una situación en la que se ven obligados a financiar no solo la guerra, sino también la vida cotidiana en Ucrania.
Esto debido a la incapacidad del régimen de Kiev para hacerlo y para hacer cualquier cosa en esta dirección.
Vemos cómo Europa está perdiendo sus ventajas competitivas y se vio obligada a abandonar el gas ruso barato. En general, Europa está acercándose a la línea de la desindustrialización y las empresas se están yendo a Estados Unidos.
Todo esto, por así decirlo, no será en vano, y una reevaluación de todo lo que está pasando ya comenzó, incluso en la mente de los políticos europeos.
Si hay políticos que todavía no tienen nada en mente, entonces estoy convencido de que la población de Europa se lo recordará y tratará de introducirles un sentido de la realidad.
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