Familiares, amigos, altos funcionarios del Gobierno y numerosos viajeros participaron en la ceremonia para recordar con muchas emociones a la autora de Las edades de Lulú o Malena es un nombre de tango, entre sus novelas más conocidas.
Desde este viernes, la instalación se llamará Estación de Madrid-Puerta de Atocha-Almudena Grandes, después del despliegue de una enorme tela blanca en el jardín en la que se podía leer el nombre de quien fue designada como Hija Predilecta de Madrid, donde nació en 1960 y falleció en 2021.
‘Tienen prisa los días cuando buscan contigo la ropa de los lunes en la estación de Atocha y el mar de los veranos en las flores de plástico’, recitó su viudo y actual presidente del Instituto Cervantes, el poeta Luis García Montero.
Una de las leyendas de la canción española, Miguel Ríos, se sumó al reencuentro simbólico con Almudena Grandes, Premio Nacional de Narrativa en 2018 y patrona de honor de la Fundación de la Academia de Cine.
‘Sólo los poetas pueden conjugar este sinsentido, sentir alegría y pena al mismo tiempo’, dijo Ríos, luego de cantar a capella el poema ‘Oración’, de García Montero.
Simpatizante de Izquierda Unida y de las corrientes progresistas, no fue ponderada ni por el Ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid, dominadas por dirigentes del conservador Partido Popular, que declinaron asistir al acto y expresaron reservas tanto al título póstumo de Hija Predilecta, como a la nueva denominación a Atocha.
Se hizo de izquierdas leyendo, confesó en 2010 y como jamás se mordía la lengua, según quienes la conocieron, afirmó que España se había convertido en una sociedad insensible, llena de gente indiferente al sufrimiento de los demás, sumida en el espejismo de consumismo y materialismo.
Así, reivindicó la idea de volver a vivir con dignidad, “como nuestros abuelos”, en su novela Los besos en el pan (2015).
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, resaltó la contribución a la literatura y al progreso de España de la escritora quien “es la mejor embajadora de la ciudad de Madrid”.
‘No hay sociedad que avance dando la espalda al pasado. No hay sociedad que prospere cerrando los ojos al sufrimiento de quienes asfaltaron el camino con su sangre, con sus huesos y con sus lágrimas. No hay futuro sin el repudio de lo espeluznante, sin la memoria de lo ocurrido’, reflexionó la ministra.
Pareció un comentario dirigido sin cortapisas a los dirigentes de la Comunidad y el Ayuntamiento de la capital española, que se borraron del acto.
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