Sin embargo, su escenario parece ensombrecerse, sobre todo, en medio de su tercera campaña presidencial en busca de sentarse otra vez en el sillón del Despacho Oval a partir de enero de 2025.
Ahora, en un hecho inédito, el exmandatario (2017-2021) fue acusado formalmente la víspera por un gran jurado de Nueva York por el caso de Stormy Daniels, la actriz de cine para adultos a quien pagó por su silencio antes de las presidenciales de 2016.
A Trump se le pidió que se entregara a las autoridades en Nueva York este viernes, el día después que el tribunal de Manhattan votara para acusarlo, dijo su abogado defensor Joe Tacopina, citado por la cadena CNN.
En tanto, subrayó en una entrevista con NBC News que su cliente «no aceptará un acuerdo de culpabilidad en este caso. No va a suceder”.
Antes, en varias de sus publicaciones en Internet en los últimos dos días, Trump supuestamente trató de intimidar con un bate de béisbol al fiscal de distrito de Manhattan, el demócrata Alvin Bragg, al afirmar que cualquier imputación en su contra podría conducir a «muerte y destrucción potencial» en el país.
La pesquisa de Bragg se deriva del pago de 130 mil dólares que Michael Cohen, su exabogado y cercano colaborador, admitió haber hecho a Daniels en 2016 con tal de callar su romance con un Trump listo entonces para entrar en la residencia marcada por el 1600 en la Avenida Pensilvania.
Según publicó el diario de The Hill, la postura del exgobernante provocó fuertes críticas de los demócratas, que advierten de otro 6 de enero y consideran que Trump agrava con su accionar las hostilidades partidistas e inflama el malestar nacional.
«Es peligroso, y es obviamente una señal de que la presión del momento le está afectando», dijo el congresista Bennie Thompson (demócrata de Mississippi), quien encabezó el comité selecto de la Cámara de Representantes que investigó el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Después de los demócratas Andrew Johnson (1865-1869) y William Clinton (1993-2001), el republicano fue el tercer mandatario del país en ser impugnado.
En 2019 la Cámara de Representantes lo imputó por abuso de poder y obstrucción del Congreso al tratar de presionar a Ucrania para que investigara a Biden, y a su hijo Hunter.
Luego marcó récord como el único presidente estadounidense colocado en el banquillo del impeachment (juicio político) que se postuló para la reelección y tras su derrota en 2020 fue enjuiciado por segunda vez.
Para no pocos analistas, en el actual contexto, la acusación al magnate expresidente podría ser combustible que inflame el fuego partidista y se propague peligrosamente de cara a 2024 en un país ya polarizado.
Como señaló el periódico The New York Times, nunca antes un expresidente se había enfrentado a un conjunto de investigaciones federales, estatales y del Congreso tan amplio como Trump, quizá son las consecuencias de una carrera empresarial y, al final, política que ha vivido al límite o tal vez por encima de cualquier límite.
Ya sea en relación con sus prácticas empresariales engañosas, sus esfuerzos por anular elecciones o su negativa a entregar documentos gubernamentales confidenciales que no le pertenecían, los diversos problemas jurídicos de Trump se derivan de la misma sensación de que las normas que los demás deben cumplir no aplican para él, apuntó el influyente rotativo.
Biden, por lo pronto, se negó esta mañana a ofrecer criterios sobre el tema y dicen medios locales que el demócrata trata de poner en práctica lo que ha animado sus primeros dos años en el cargo: no involucrarse en casos legales en curso y no distraerse con problemas que no tienen un efecto tangible en los estadounidenses.
Fuera de fronteras –de acuerdo con reportes de prensa-, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió de manera enfática a los periodistas que el tema en cuestión es un asunto «interno» de Estados Unidos y que Rusia no hará comentarios al respecto.
Mientras, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, publicó en Twitter una observación interesante: «Lamentablemente, a partir de ahora será muy difícil para la política exterior de EEUU utilizar argumentos como ‘democracia’ y ‘elecciones libres y justas’, o intentar condenar la ‘persecución política’ en otros países».
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