A seis días del deslizamiento de tierra que sepultó cinco barrios en esa zona de la sierra ecuatoriana, las labores de rescate continúan de manera ininterrumpida.
El vocero del Cuerpo de Bomberos de Quito, capital ecuatoriana, Miguel Llimiquinga, aseguró que la prioridad se mantiene en la búsqueda de los desaparecidos, mientras sea posible.
Según el rescatista, unos dos millones de metros cúbicos de tierra cayeron sobre unas 163 viviendas que quedaron sepultadas a más de 20 metros de profundidad.
El informe más reciente de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) reportó 57 viviendas destruidas y más de dos kilómetros de vías dañadas.
De acuerdo con la SGR, el 25 por ciento de la red de alumbrado público resultó afectado, el servicio de agua potable tuvo un 60 por ciento de afectación y dos bienes públicos se destruyeron.
Más temprano, el especialista en gestión de riesgos Cristopher Velasco aseguró que el deslizamiento en Alausí es la muestra más reciente de los problemas que enfrenta Ecuador por una inadecuada mitigación y gestión de riesgos.
Uno de los principales problemas es la ubicación de asentamientos humanos en zonas inadecuadas o no aptas para viviendas, detalló.
Pese a que los desastres antrópicos (producidos por actividades humanas) y naturales son una constante en el país -explicó-, las autoridades gubernamentales no han brindado estabilidad al sistema nacional de gestión de riesgos y la Secretaría del área ha sufrido constantes transformaciones.
Habitantes de esa comunidad responsabilizaron al Gobierno de Guillermo Lasso por los daños que ocasionó allí el movimiento de tierra.
Los pobladores alegaron que un estudio técnico realizado recientemente en esa localidad reveló que cuando llueve no existe un sistema adecuado de alcantarillado, por lo que las aguas residuales se infiltran en el suelo provocando un alto nivel de humedad.
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